Michael de Vsauce explica para Mental Floss los 15 errores más comunes en las ilustraciones y visualizaciones científicas que siempre hemos visto en libros y revistas.
Las hay bastante evidentes como las antiguas imágenes de animales (¡ey! no había fotografía), «leyendas» incorrectas como la del experimento de la cometa de Franklin (habría muerto chamuscado el pobre) o las plumas de los velocirraptores (que parecían más gallinas).
Pero los errores más chungos tienen que ver con otras visualizaciones más conocidas. Por ejemplo: los átomos no son como un pequeño sistema solar en miniatura; por desgracia cualquiera que haya estado expuesto a esta idea vivirá eternamente confundido y apenas podrá aproximarse a la realidad: que los electrones que orbitan el núcleo ni siquiera están en un lugar exacto, sino en una especie de «nubes de probabilidad» que rodean el núcleo con diversos niveles de energía.
Otro problema es el de las imágenes astronómicas: los planetas y sus órbitas nunca están a escala, pues las diferencias son de tal magnitud que sería casi imposible hacerlas encajar en una pantalla o un papel. El Sol siempre es demasiado grande y objetos como el planeta Neptuno o Plutón están demasiado lejos (si vieras el Sol en la pantalla del ordenador, el pequeño planetoide quedaría a unos 800 metros de distancia).
Tampoco el cinturón de asteroides es como se suele representar (peligrosas rocas muy cercas una de otras, que hay que esquivar como hacía el Halcón Milenario en El imperio contraataca), son más bien una zona tranquila con mucho espacio vacío. ¿Y qué decir de la Luna? Aparte de que su escala y órbita suele estar también mal, la forma en que se representa suele ser incorrecta la mayor parte de las veces.
Otro problema es el de los mapas terrestres: ninguna proyección es suficientemente buena como para mostrar un objeto 3D en una superficie 2D, de modo que la mejor solución es… ¡comprarse un globo terráqueo!