Por Nacho Palou — 12 de octubre de 2016
En Km77, El Jeep Renegade y sus problemas de frenada,
Frené a fondo, desde unos 135 km/h, con un Jeep Renegade. La carrocería se inclinó hacia delante, nada extraño, era lo esperado. Pero continuó inclinándose y llegó un punto en que el cielo desapareció de mi horizonte. Todo lo que veía era asfalto y más asfalto, moviéndose rápido delante de mis ojos. A pesar de ello seguí pisando el pedal con todas mis fuerzas. Tuve la sensación de que las ruedas traseras estaban en el aire, lo que me extrañó al no sentir ningún golpe cuando estas regresaron a su sitio. Detuve el coche y me quedé pensando, desconcertado, si lo que había sentido era cierto.
Hay que admitir la increíble suavidad con la que el coche vuelve a tomar tierra, como si nada.
Y así hasta tres unidades diferentes incluyendo una en Italia, a la cual llegué vía Jalopnik.