Matt McEntegart admite que no sabe dibujar y que no tenía experiencia previa como diseñador. En cambio, explica en Creating a Supercar from Scratch, modeló las formas exteriores de su supercoche Vaydor directamente en espuma. La talla sirve como molde para obtener una carrocería de fibra de vidrio.
Esa carrocería de fibra se coloca sobre un Infiniti G35 al cual previamente se le ha quitado todo el exterior. Del Infiniti se conservan sin modificar el chasis, el interior, el tren de rodaje y el motor.
Matt trabajó durante año y medio, los siete días de la semana, hasta completar el primero de estos coches. «Cuando terminé no me quedaba nada. Todo el dinero que tenía lo había metido en desarrollar el coche. Y resultó que a la gente le encantó el coche». Desde entonces Matt fabrica su aparente supercoche por encargo en su taller de chapa y pintura de Florida, «y ahora lo veo en una película».
Aunque este Vaydor tiene «el aspecto de costar un millón de dólares», en realidad el kit de carrocería cuesta unos 10.000 euros, más otros 3000 del kit para el interior. Eso sí, la mano de obra —en caso de que no te lo montes tú mismo— y el coste del Infiniti G35 van a aparte.