Por Nacho Palou — 7 de septiembre de 2017

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Los vehículos de combustible alternativo (AFV) son aquellos que no usan exclusivamente combustible diésel o gasolina para funcionar. Lo cual incluye en los AFV también a los vehículos híbridos eléctricos que, aunque queman gasolina para producir electricidad, también pueden funcionar con electricidad aunque sea de forma breve o complementaria.

Según recoge DW en el segundo trimestre de 2017 se registraron en la Unión Europea algo más de 200.000 de estos vehículos, con un “fuerte crecimiento”: un 60 por ciento más de coches híbridos y un 46 por ciento más de coches eléctricos con enchufe.

Los cinco mayores mercados de la UE (Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido) experimentaron aumentos de dos dígitos en la demanda. Alemania registró el mayor crecimiento de todos con un aumento del 91,9 por ciento. Esto muestra una aceleración adicional con respecto a la cifra de crecimiento del 67,5 por ciento registrada en el mercado alemán durante el primer trimestre de 2017.

Esto demuestra, dicen en DW, que desde que se destaparon varios casos de engaños en las pruebas de emisiones contaminantes muchos consumidores se sienten traicionados por la industria del automóvil: “Cambiar a un coche eléctrico es una forma de escapar de esa decepción”. Aunque realmente los fabricantes son los mismos en muchos casos.

Pero sobre todo demuestra que el público ha entendido y es consciente de los beneficios de los coches eléctricos. También que los consumidores están comprometidos con la reducción de las emisiones contaminantes. Esto puede llevar al público a sentirse traicionado de nuevo en aquellos países que ponen trabas al desarrollo de energías renovables o que no las impulsan lo suficiente, porque “si los coches electrónicos se cargan con electricidad producida por la quema de combustibles fósiles contaminantes los beneficios climáticos de los coches eléctricos son limitados.”

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En The Times of Israel, The electric car lovers who kept plugging along after Better Place died

La historia de Better Place, compañía pionera de los coches eléctricos en Israel, y la de los 1000 clientes que compraron sus coches sólo para ver cómo la compañía desaparecía un año después podría describirse como una trágica historia de amor. El romance entre un coche que supuestamente iba a cambiar el mundo y sus conductores, quienes se negaron a darse por vencidos incluso cuando el sueño se había acabado y la relación entre compañía y clientes hacía tiempo que se había terminado.

El artículo cuenta cómo un grupo de clientes de Better Place (ya en su día Better Place fue cuestionada por Mercedes) consiguen mantener en marcha su coche incluso años después de la desaparición de Better Place: cambiándose los vehículos entre sí mientras unos y otros se cargan, compartiendo puntos de carga domésticos a través de un app, e incluso cargándolos “a hurtadillas” en espacios públicos.

Sin embargo, después de casi diez años la dificultad para mantener funcionando esos coches ha llevado a muchos miembros del grupo a volver al redil, al vehículo con motor de gasolina.

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