Por Nacho Palou — 15 de noviembre de 2017

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En 2014 investigadores de Sakti3 (recientemente adquirida por Dyson, que prepara su propio coche eléctrico) anunciaron el desarrollo de baterías de estado sólido con el doble de densidad que las baterías actuales de iones de litio y a un quinto de su coste. “El santo grial del almacenamiento energético”, según dijo entonces Brian Dumaine en Fortune.

Las baterías de estado sólido también utilizan litio, pero difieren de las baterías convencionales en que utilizan electrolitos sólidos en lugar de una solución líquida. También sustituyen o directamente prescinden de los separadores. El electrolito es el material que atraviesan los iones de litio en su recorrido desde el electrodo negativo al electrodo positivo, proceso que crea la corriente eléctrica.

Las baterías de estado sólido presentan, al menos sobre el papel, importantes ventajas: no son inflamables, tienen una mayor vida útil en lo que a ciclos de carga se refiere (número de cargas y descargas completas), almacenan más energía por unidad de volumen y cargan a mayor velocidad. Y también tienen sus desventajas, empezando por el hecho de que todavía no se fabrican y que “nadie las ha visto” en acción en el MundoReal™. Las baterías de estado sólido de las que habla Fisker no han salido del laboratorio y Sakti3 ha solicitado la patente bajo petición de no publicación, según Green Car Congress. Así que no hay cifras de densidad, eficiencia, ciclos de vida, coste por kilovatio,... nada de nada, por ahora.

Ya este verano el fabricante de coches eléctricos Fisker anticipó que su nuevo modelo, el Fisker Emotion, contaría con una autonomía de 640 km para un tiempo de carga de 9 minutos empleando “baterías flexibles de estado sólido”. Esta proclama se cuestionó duramente porque bajo el escrutinio resultaba menos rompedora al reducir a 100 km la autonomía para 9 minutos de carga. Esto hace necesario tomar con precaución la nueva afirmación que muchos consideran más surgida en un departamento de márketing que en un departamento de desarrollo mínimamente serio. Al margen de la batería, la cantidad de energía que es necesario tener “en el enchufe” para proporcionar semejante carga en tan poco tiempo no sería manejable por una red eléctrica convencional.

Según Electrek este anuncio, “como cualquier otro que prometa un avance en baterías tan brutal debe tomarse con precaución. La mayoría de esas promesas nunca resultan en un producto comercializable, y en este caso concreto Fisker habla de que estaría lista para su comercialización en 2023. Y pueden pasar muchas cosas en los próximos 5 años.”

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