Por Nacho Palou — 19 de diciembre de 2016

La destrucción del disco del freno de este Ford Fiesta de 1990, «en nombre de la ciencia», por supuesto, se debe al calor que produce la fricción entre las pastillas de freno y el disco. Aunque es normal ver discos de freno al rojo vivo, por ejemplo en las carreras de Formula 1, en esta ocasión esa fricción se lleva al extremo pisando el pedal del freno del vehículo a la vez que se acelera el motor.

La secuencia está grabada también a alta velocidad (1800 fps) y además con una cámara térmica que permite ver cómo se va incrementando la superficie caliente del disco en los segundos previos a su explosión, cuando el disco no puede disipar más calor. El caos llega hasta la cámara GoPro situada cerca del vehículo, la cual acaba también en llamas.

Vía Jalopnik.

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