Fotografía (cc) Steve Jurvetson
La patente de Google Engaging and disengaging for autonomous driving establece bajo qué circunstancias un coche autónomo puede ponerse en modo manual —en el caso de tener volante y controles que permitan su conducción ‘a la antigua’— o simplemente no funcionar, en el caso de un vehículo autónomo que no tenga controles, caso de los prototipos de coche-huevo de Google — que por ahora no parecen una opción factible.
Tal y como explican en Google Patents a Way For Robocars to Decide When Not to Drive algunas de estas medidas están destinadas a impedir que un conductor active el modo autónomo ‘en ultima instancia’, en caso de una colisión inminente — con el fin de tratar de evitarlo o tratar de evitar responsabilidades personales —como conductor— en caso de que ocurra el accidente.
Así que antes de pasar al modo autónomo el vehículo comprobaría una serie de circunstancias de seguridad, incluyendo comprobar el entorno: densidad de población y de tráfico, que se encuentre en una vía asfaltada, lo suficientemente ancha para dos vehículos y de la que exista cartografía lo suficientemente detallada.
Tampoco sería posible activar el modo autónomo si se circula a velocidad excesiva o fuera del carril, en un cambio de rasante o en una curva — situaciones en las que tampoco sería posible hacer el procedimiento inverso, tomar el control manual del vehículo. Igualmente si el mantenimiento del vehículo no es el adecuado en base a la presión de los neumáticos, el nivel de aceite (no aplicable a los coches eléctricos) y el estado de los faros y limpiaparabrisas.
El vehículo también consideraría aspectos legales —como que el uso de los vehículos autónomos esté permitido según en qué estado o región se encuentre— y de las condiciones meteorológicas presentes y a futuro inmediato — toda vez que por ahora los coches autónomos también se vuelven idiotas cuando llueve.
Total, que el procedimiento de poner un coche autónomo en marcha va a ser más parecido al de lanzar un cochete Saturno V que al de arrancar un coche convencional.
Mientras tanto, también en un futuro no muy lejano, los coches podrían decidir no dejarte conducir de forma manual, no arrancar, si detectan por tu aliento o transpiración que has bebido demasiado alcohol.