Por Nacho Palou — 25 de abril de 2016

El vídeo muestra a Shelley, el coche autónomo que desarrollan ingenieros de Stanford desde hace algunos años, corriendo por la pista a casi 200 km/h. Ya en sus inicios, en una fase temprana de desarrollo Shelley fue capaz de hacer la mítica ascensión al Pikes Peak, aunque sin ningún ánimo competitivo. Después, más recientemente, el vehículo autónomo batió en la pista a un piloto humano.

Según los ingenieros de Stanford, llevar los vehículos hasta el límite en un circuito contribuye al desarrollo de sistemas de conducción autónomos más seguros. Esto es aplicable espacialmente al software y los algoritmos de control del vehículo, de tal modo que un sistema autónomo sea capaz de controlar un vehículo que derrapa o que pierde el control por las condiciones de la vía o debido a una maniobra evasiva autónoma o manual.

De algún modo es como aplicar el método escandinavo de aprender a conducir, el cual incluye cursos de “conducción de riesgo” que incluye prácticas y pruebas de conducción en invierno, sobre tierra y en superficies deslizantes y también prácticas de frenado efectivo y seguro.

“The First Autonomous Track Day” es una inciativa del inversor y piloto de competición aficionado Joshua Schachter que busca poner en marcha una competición entre coches autónomos accesible, que facilite la participación de cuantos más equipos mejor, incluso amateurs. Algo mucho más accesible que la Roborace. «Algo que reúna a gente de la competición y a gente de desarrollo», según recogen en The First Autonomous Car Track Day Will Push Driverless Cars To Their Limits. La primera jornada prevista será en mayo.

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