Sin limitación electrónica de velocidad el prototipo Lucid Air Alpha de Lucid Motors alcanza en circuito los 378 km/h, para sorpresa de propios y extraños. Tal y como se puede ver en el vídeo el vehículo sobrepasa los 320 km/h sin despeinarse —apenas se perciben vibraciones y el murmullo del motor eléctrico y del ruido aerodinámico— y tras haber recorrido apenas un cuarto del circuito. Como medida de seguridad el prototipo iba provisto de refuerzos aerodinámicos para mantener el coche pegado al suelo y de un paracaídas de frenado por si era necesario hacer una parada de emergencia.
En pruebas anteriores de velocidad el Air Alpha ya había alcanzado sin problema el límite de 350 km/h impuesto por el ordenador del vehículo, y en esta ocasión tocaba comprobar hasta donde era capaz de llegar sin esa limitación. Toda una exhibición de músculo eléctrico que los ingenieros de la marca aseguran haber aprovechado para conocer mejor los límites de la plataforma y descubrir comportamiento que no es posible anticipar en simulaciones, tal y como vieron en la prueba anterior, todavía con el limitador de velocidad.
De hecho, según explican en Testing Without Limits: Lucid Air Hits 235 mph aunque el vehículo rinde “más allá de nuestras expectativas” después de la primera prueba encontraron diversos aspectos que mejorar. Por ejemplo, en la prueba inicial de velocidad la suspensión neumática autonivelable (que en lugar de amortiguadores convencionales utiliza bolsas de aire que se hinchan y deshinchan con aire para modificar la altura y la dureza) no fue capaz de ajustarse automáticamente lo suficientemente rápido cuando el vehículo sobrepasó los 300 km/h, lo que afectó ligeramente al comportamiento. Al ser autonivelable la suspensión trata de ajustarse por sí misma a la velocidad y al estado de la carretera, pero a esa velocidad sencillamente no le daba tiempo a completar los ajustes antes de tener que volver a cambiarlos.
Los ingenieros de Lucid también pudieron comprobar que el motor eléctrico frontal había alcanzado entonces una temperatura por encima de lo previsto por las simulaciones informáticas.
Para esta segunda prueba, además de eliminar el limitador, el Lucid Air Alpha incorporaba mejoras en el software de gestión de la suspensión, un nuevo circuito de refrigeración para el motor frontal y nuevas llantas más aerodinámicas y ligeras. Con estas mejoras ”el prototipo Air Alpha tuvo un comportamiento maravilloso, estable en giros y en rectas; la suspensión fue capaz de autonivelarse a alta velocidad y el motor funcionó dentro las temperaturas adecuadas.” La velocidad máxima alcanzada fue de 378,90 km/h, exactamente.
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Con estos piques de velocidad entre fabricantes de coches eléctricos cada vez es más habitual preguntarse si no es contradictorio querer demostrar el mejor rendimiento y a la vez ofrecer la mayor autonomía.
Por un lado culturalmente seguimos midiendo la capacidad de un coche por la potencia de su motor (sea eléctrico o no) y por la velocidad que puede alcanzar. Cualquier niño se fijará en la velocidad máxima que marca el velocímetro para decidir su un coche mola o no mola – aunque esa no es una medida real ni mucho menos.
Por otro lado que un coche eléctrico, un prototipo en este caso, sea capaz de circular a casi 380 km/h, aunque sea durante unos minutos, significa que muy probablemente el vehículo resultante tendrá un chasis y un tren de propulsión sofisticado y capaz y que por tanto en el MundoReal™ y a velocidades legales ofrecerá una buena autonomía además de un comportamiento que a “baja” velocidad (digamos, 100 o 120 km/h) debería traducirse en una mayor eficiencia, un buen grado de confort, buen comportamiento y manejabilidad y mayor seguridad. Eso y que ningún fabricante de coches quiere destacar por ser el que fabrique el coche más lento.
Y además a la vez tanto fabricantes como público cada vez dan más importancia a otros aspectos que tienen menos que ver con el rendimiento y que abarcan desde la ética y el impacto medioambiental de los procesos de fabricación y hasta cuán reparable es o qué sucede con los componentes una vez que el vehículo llega al final de su vida útil, aspectos que además no se excluyen entre sí. Pero sí, probablemente con el tiempo el alto rendimiento poco a poco (y más con los coches autónomos) pasará a ser una cuestión irrelevante.