Por @Wicho — 25 de agosto de 2021

Portada de Block 109Block 109 por Vincent Brugeas y Ronan Toulhoat. Akileos (12 de septiembre de 2018). 200 páginas.

El 22 marzo de 1942 Hitler es asesinado por un francotirador en Munich durante un acto del partido nazi. Tras la correspondiente purga entre los altos cargos del partido, relacionados o no con el asesinato, Heinrich Himmler es nombrado canciller del Reich mientras que Reinhard Heydrich recibe el cargo de Reichsführer–SS.

En marzo de 1943 Himmler crea el Nuevo Orden Germánico y pone a Zytek, una persona de su confianza, como Gran Maestre. Para los miembros de Nuevo Orden Germánico los nazis son peores que el hombre blandengue.

Militarmente las cosas le van bastante bien a Alemania al no depender de las nefastas decisiones de Hitler. Así no es sino hasta julio de 1944 –y no junio de 1941– cuando lanza la Operación Barbarroja para invadir la Unión Soviética. Pero además el programa de desarrollo de armas nucleares y misiles culmina con éxito y en mayo de 1945 los Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá son arrasados en un holocausto nuclear, lo que deja como enemigo a batir a la URSS.

En noviembre del 47 Himmler muere en un accidente. O en algo que parece un accidente. Y para diciembre Zytek es nombrado presidente Gran Consejo del III Reich aún a pesar de la férrea oposición de Heydrich.

Pero entre enero y marzo de 1950 las fuerzas armadas alemanas sufren una gran derrota en Járkov y pierden la iniciativa mientras que el alto mando no se atreve a usar armas nucleares contra la URSS por temor a que la radiación termine por alcanzar a Alemania y sus territorios conquistados en Europa. Las cosas se están torciendo tanto en el aspecto militar que a finales de año se acepta en la Wehrmacth soldados no alemanes y pronto también mujeres.

Sin embargo todo es en vano y en 1953 las fueras soviéticas ya están a punto de conquistar Marienburg (Polonia), el último bastión alemán antes de tener el camino expedito hacia Berlín.

Así que toca recurrir a medidas desesperadas como la utilización de un suero que tendría que haber producido supersoldados. Sólo que el suero no funciona como es debido y quienes se ven expuestos a él se convierten en unos seres cuyo único interés es atacar cualquier ser humano no infectado independientemente de su nacionalidad.

En este contexto Berlín las tensiones entre Zytek y los viejos miembros del partido Nazi están por las nubes y pronto empieza a haber enfrentamientos entre las distintas facciones que quieren hacerse con el mando y poder decidir la estrategia a seguir.

Dejando aparte el rollo zombie, que me ha sobrado un poco, la historia que cuenta este cómic, centrada en los días en los que termina por estallar el conflicto entre las distintas facciones alemanas, nos muestra un mundo en el que la población mundial apenas es un 30% de la de 1938; un mundo en el que los intereses del complejo industrial armamentístico alemán para seguir con la guerra priman sobre cualquier otra consideración; un mundo en el que Zytek tiene un plan que quizás no sea lo que espera nadie y en el que quizás sólo el sargento Steiner pueda pararlo.

Una terrible ucronía que pone los pelos de punta y más aún porque se parece mucho a lo que podía haber sucedido en nuestra línea temporal. De nuevo, zombies aparte, claro.

Una salvedad: lo leí en francés; que yo sepa no hay traducción oficial al español.

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