Por @Alvy — 5 de febrero de 2007

Un negocio de circuitos de aventuras de Nueva Zelanda estudió en 2003 cómo hacer para que las fotos del día de las cámaras digitales de los turistas estuvieran disponibles en papel a las pocas horas de la aventura. No podían usar redes telefónicas, ni tecnología inámbrica y en todo caso las descargas resultarían muy lentas, de modo que recurrieron a las clásicas palomas mensajeras como ayudantes. Sujetando con velcro tarjetas de memoria a las patas de las palomas dieron con un sistema que les permitía transmitir fácilmente unos tres gigabytes en seis minutos, lo cual superaría a muchas conexiones de «banda ancha» de la actualidad. Sin duda es más práctico que el IP Sobre Palomas Mensajeras, un protocolo «aviario/colombófilo» que se utiliza para explicar en broma lo flexible que es la base de Internet. (Fuente: LaFlecha)

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