Por Nacho Palou — 18 de Abril de 2016

El Drone Research Lab de la Universiad de Aalborg, en Dinamarca, estudia y documenta qué sucede cuando un dron golpea a una persona; para ello se lanzan drones contra trozos de carne de cerdo, cuya densidad es similar a la del cuerpo humano. El impacto se graba en vídeo a alta velocidad y se analiza la fuerza del impacto y evalúan los daños.

El objetivo —explican desde el laboratorio— es examinar qué consecuencias tiene el impacto de drones comunes, de consumo, contra personas, animales, coches, vidrios y otros obstáculos que puedan encontrarse en su camino.

De forma parecida a las pruebas de colisión de los coches, para las pruebas los drones o partes de estos —caso de las hélices— se lanzan utilizando una catapulta que permite ajustar con precisión la velocidad y la fuerza del choque. La catapulta, de unos tres metros de largo, permite acelerar un dron de un kilo a 15 metros por segundo.

Los vídeos, grabados a 3200 fotogramas por segundo, recogen algunas de las pruebas de los impactos y permiten ver la diferencia, por ejemplo, entre los daños que causa un dron cuando se utilizan hélices de plástico o hélices de fibra de carbono, mucho más resistentes.

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