Langenegg , un pueblo austríaco de 1.100 habitantes, no tenía transporte público pese a que sus vecinos tienen una elevada movilidad obligada. Era el imperio del coche particular.
Sin embargo, el Ayuntamiento no tenía ningún vehículo y el coste por los desplazamientos del personal era elevado. Hasta que se les ocurrió comprar un coche de biodiesel y alquilarlo a los propios vecinos.
Lo llaman el Cincuenta , por suponer el 50% de costes, contaminación, consumo de espacio público y de energía. El precio del kilómetro- 0,25 céntimos- incluye los gastos de mantenimiento del coche y está estipulado qué pasa en caso de accidente, multas y otros incidentes.
El personal municipal sólo puede coger su propio coche si el Cincuenta no está libre y los vecinos, si se hacen socios, pagan algo menos y tienen más facilidades de reserva.