Por Esther Celma Empezamos el día con un ruido que nos saca de la cama. A partir de aquí, la sucesión de ruidos puede ser inmensa: tráfico, sirenas, obras, climatizadores, música alta, molinillos de café, televisores, ladridos, fábricas, aeropuertos... y dentro de poco, con las elecciones próximas, megafonías inoportunas llamando al voto.
La contaminación acústica es la más sencilla a la hora de evaluar sus efectos: sólo hay que medir la cantidad y el tiempo que se soporta. Si estos dos factores son altos, los efectos del ruido pueden ser devastadores.
A menudo, no pensamos que afectan a seres muy vulnerables, como los bebés o las especies marinas, víctimas de los ruidos portuarios y del tráfico mercante que pasan desapercibidos para nosotros, pero que puede ser mortal para ellas, según constatan, por ejemplo, los estudios del velero Íbero durante varios años y que todavía duran.
Otros estudios sobre la contaminación acústica en nuestras ciudades, también de la Obra Social de "la Caixa", demuestran que queda mucho por hacer.
La prevención de los riesgos laborales incluye la protección ante los ruidos. A pesar de ello, sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la seguridad laboral.
La industria del automóvil parece que reacciona ante el problema. Al menos, estudian como producir coches silenciosos. Lo cuentan en Contra la contaminación acústica: coches silenciosos.
A pesar de que el Tribunal de los Derechos Humanos ha instado dos veces al ejecutivo español a limitar la contaminación acústica, la administración en general se muestra muy permisiva con los ruidos.
Una ojeada a las sentencias sobre contaminación acústica en este sentido son el mejor ejemplo. La mayoría se basan en vulneración de los derechos fundamentales a la persona, por impedir el desarrollo de una vida normal, atentar a la intimidad y a la privacidad y por vulnerar el derecho constitucional de inviolabilidad del domicilio.
La Asociación Catalana Contra el Ruido califica abiertamente de antidemocráticos los ayuntamientos y empresas condenados por contaminación acústica. Pero visto que la justicia tarda en llegar, también se hacen eco del CD de la Venganza.
Esther es periodista freelance. Corresponsal de El Vigía y adjunta de El Periódico en Tarragona. También colabora con TV3 y la Agencia Efe.