Las farolas solares pueden ser un buen recurso, especialmente si no repiten el error de enfocar hacia el cielo.
Tienen múltiples ventajas: No necesitan conectarse a ninguna red, se pueden instalar en cualquier sitio sin abrir zanjas y son idóneas para lugares aislados. En un principio se concibieron para países con pocos recursos, zonas rurales o como solución rápida tras una emergencia. Pero las farolas fotovoltaicas ya empiezan a formar parte de los paisajes urbanos, como en el parque público de Alcalá de Guadaira de Sevilla.
Los fabricantes de farolas solares ya hace tiempo que usan LEDS y ahora van mejorando los sistemas. Por ejemplo, la firma zaragozana Zytech Solar permite programar la intensidad lumínica según convenga e incorpora un regulador para aprovechar la potencia del módulo en un 95%.
El siguiente paso son las farolas alimentadas por sol y viento.
Panasonic ya presentó el modelo Remote Hybrid Sistem el año pasado, desarrollado en Canadá. No está pensado para pequeños consumidores, sino para el alumbrado público e incluso permite incorporar una red wifi. Esta calculadora permite evaluar si sale o no a cuenta apostar por este tipo de farolas.
Philips da un paso más en diseño y tecnología. Ha presentado hace poco su prototipo Lighting Blossom. Una farola inspirada en una flor. Su estructura recuerda a unos pétalos que se abren de día para capturar la luz y pueden convertirse en aspas para aprovechar el viento. Además, es inteligente, capaz de intensificar su luz si detecta movimiento.
Por su parte, la Universidad Nacional Autónoma de México desarrolla su propio proyecto de farola híbrida y confía en tener el prototipo terminado en menos de dos años.
(Santi Herranz compartió con nosotros su interés por las farolas híbridas, que le despertó Energías Renovables. ¡Gracias!)