Hoy recibí las guías telefónicas en papel: dos pesados tomos con 1.750 Páginas Blancas y 1.082 Páginas Amarillas en la edición de Madrid. Desde pequeñito me entretenía mucho investigando las entrañables guías y aprendiendo sobre los prefijos mundiales y nacionales, los servicios especiales, de urgencias, los apellidos y demás, era algo fascinante. Pero desde hace años me parecen un inútil gasto en papel totalmente anacrónico: en un mundo en el que para consultar un teléfono puedes conectarte a esas mismas páginas en Internet y realizar una búsqueda no creo que se necesiten kilos y kilos de papel para tenerlos guardados en casa sin usar nunca.
El lado bueno es que al menos el papel es ecológico: en el interior se dice que se trata de papel UPM (una compañía finlandesa) que cuenta con la etiqueta ecológica de la Unión Europea. Esto es así al menos en las Páginas Amarillas; sobre las Blancas no encontré la mención (de hecho creo que las gestionan empresas diferentes, aunque en el envío a casa llegan las dos a la vez y las webs son muy similares).
Por el lado malo, resulta que encima además el precio de las Páginas Blancas son 6 euros, que me imagino se incluyen en la factura del teléfono. Las páginas amarillas en cambio parece que son gratis: es bien sabido que consiguen pingües beneficios con la comercializacion de la publicidad en el interior de la publicación y también vía web.
Tengo entendido que el reparto de las guías telefónicas en papel y a domicilio es una obligación legal para Telefónica, que probablemente procede de los viejos tiempos, cuando eso era algo importante porque no había otra forma de consultarlas. Pero bien entrados ya en el siglo XXI creo que sería más conveniente que eso cambiara: que quien quisiera la guía en papel tuviera que pedirla expresamente y pagarla, lo cual permitiría un ahorro en papel tremendo.
Telefónica cuenta con unos 16 millones de líneas fijas en todo el país: sería fácil calcular las toneladas y toneladas de papel que se podrían ahorrar por no hablar de la tinta, maquinaria de impresión y transporte por todo el país. Que la desapareción de la versión papel del BOE vaya a ahorrar 3.500 toneladas de papel podría ser un buen ejemplo para quien tenga que tomar la decisión respecto a esto.