Las especies no autóctonas se extienden gracias a la mano del hombre. Agazapadas en barcos, ruedas de vehículos o directamente introducidas para capturarlas, tenemos entre nosotros flora y fauna que expulsa a los auténticos habitantes del lugar y campa a sus anchas. A algunas, como es el caso de los mosquitos el cambio climático les favorece para colonizarnos. Hay que frenar la invasión de especies como estas:
- La mosca negra muerde. Su picadura arranca trocitos de carne y provoca ronchas muy dolorosas. Una de las recomendaciones es vestir de blanco. Se han invertido millones de euros para exterminar las larvas y parece que va dando resultado.
- Otro insecto carnívoro es el mosquito tigre. Pica de día y de noche y es capaz de atravesar la ropa. Se reproduce en el agua encharcada y tiene incluso aires góticos, puesto que un foco emisor son los cementerios, al tener agua estancada en las flores.
- El mejillón cebra no pica, pero tapiza todo lo que encuentra a su paso. Por ejemplo, las tuberías de las centrales nucleares y de los embalses. Los defensores de trasvasar el Ebro harían bien en averiguar antes como protegerse de esta plaga que, por cierto, no es comestible. Por contra, están en peligro de extinción las náyades, muy beneficiosas para el agua dulce, ya que son capaces de filtrar 50 litros al día.
- Otro habitante introducido en el río Ebro es el siluro. Los pescadores están encantados de enfrentarse con monstruos de hasta 100 kilos de peso. También tiene sus detractores. Los expertos catalogan al siluro como un riesgo para nuestro entorno.
La introducción del siluro reuerda la famosa (y terrible) experiencia de los conejos y las zorras en Australia.
Los conejos son una plaga especialmente dañina en Australia, donde se han reproducido hasta llegar a ser cientos de miles, descendientes de unas pocas parejas que alguien soltó a finales del siglo XIX en las costas del sureste de la isla. La introducción del zorro rojo se convirtió en un nuevo problema porque este animal se ha inclinado por cazar los marsupiales, más lentos, en lugar de los conejos, y el desarrollo artificial de la mixomatosis se ha convertido en una catástrofe para las poblaciones de conejos de otros lugares donde no son una plaga, especialmente en Europa.
- No se sabe muy bien si el cangrejo americano lo introdujeron pescadores para tener presas en abundancia o la industria alimentaria para acceder a una cómoda piscifactoría. En cualquier caso no calcularon que es un gran depredador. Este cangrejo, también llamado rojo, arrasa con lo que encuentra y sigue extendiéndose.
- Tampoco la Administración evaluó bien las consecuencias de introducir el cangrejo señal mediante aviones para repoblar los ríos. ¿El resultado? Miremos otra vez como saltan los conejos en Australia.
- A veces, la invasión, como en el voraz gobio rasbora, es accidental. Pero ahí queda eso.
- La tortuga americana se puso muy de moda hace unos años. Tanto, que entre 1989 y 1994 se vendieron 26 millones de esas, en apariencia, inofensivas tortuguitas. Ahora, la UE prohibe su importación. Ver en acción.
- También, por desgracia, las pieles de visón tuvieron su momento de gloria. Las empresas peleteras encontraron en el visón americano un filón. Pero la especie tiene una gran capacidad de dispersarse y desde los 80, se hallan ejemplares en estado salvaje. Son grandes depredadores y no sirven las medidas locales contra ellos.
La lista de invasores suma y sigue... La historia de los conejos australianos no fue bastante lección.
Esther es periodista freelance. Corresponsal de El Vigía y adjunta de El Periódico en Tarragona. También colabora con TV3 y la Agencia Efe.