Por Esther — 9 de Enero de 2009

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Recreación artística del OCO. Fuente: NASA.

La NASA lanzará al espacio el Observatorio Orbitador de Carbono (OCO) el próximo 23 de febrero, a bordo del cohete Taurus XL, desde la base californiana de Vandenberg. La misión rastreará el dióxido de carbono más cercano a la superficie terrestre, dónde más se notan sus efectos. Tendrá una vida útil de dos años y su misión es cartografiar los puntos de emisión y absorción del gas y conocer mejor cómo se desplaza el CO2 por la atmósfera.

Existe un gran desconocimiento sobre el comportamiento de este gas, la situación y el papel de los sumideros. Se estima que el propio planeta absorbe alrededor del 50 ó 60 por ciento del CO2 que producimos y se cree que los océanos y los bosques de Canadá y Siberia, por su rápido crecimiento en verano, son los grandes sumideros, pero se quieren datos objetivos.

El OCO forma parte del A-train, un grupo de satélites que vuelan en formación. Así, permitirá correlacionar los datos obtenidos simultáneamente por la sonda atmosférica de infrarrojos AIRS, equipada en el observatorio Aqua.

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Los seis satélites del A-train estudian el cambio climático. Fuente: NASA-JPL.

El OCO tiene un solo instrumento, un espectrómetro que rompe la luz del sol reflejada en la superficie de la Tierra en sus colores y, a continuación, el espectro de análisis para determinar cuánto dióxido de carbono y oxígeno molecular está presente. Esto cartografiará 620 kilómetros cuadrados, con fracciones de sólo un 1%.

Luego, cruzarán los datos con modelos de estimación para calcular cómo se mueve y se mezcla el CO2. Esta información es esencial para mejorar las predicciones de los futuros aumentos del gas y su impacto en el clima. Por tanto, puede ayudar a la toma de decisiones políticas sobre el cambio climático.

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