Por @Alvy — 4 de marzo de 2023

Global Seed Vault

Los noruegos abrieron en 2008 la Cámara Global de Semillas de Svalbard, gestionada entre el banco genético NordGen del Ministerio de Agricultura y el Crop Trust, una organización internacional independiente. Situada en la remota isla del Círculo Polar Ártico de Spitsbergen no es que mucha gente vaya por allí, pero ahora se puede visitar en un «tour virtual» a través de internet, siguiendo este enlace: Global Seed Vault de la Virtual Tour Company. Recordemos el planteamiento:

Es un lugar en el que se pretende preservar la biodiversidad de los cultivos globales del planeta, por si en el lejano futuro pudieran necesitarse, tal vez por su extinción, por alguna alguna catástrofe global, guerra o cualquier otra causa.

Global Seed Vault

El tour virtual comienza por una vista exterior de la entrada a la bóveda, con su aspecto futurista de refugio para eventos-del-fin-del-mundo, medio de nave alienígena medio de maravilloso búnker. La interfaz es muy completa, con un mapa, modo día/noche, subtítulos, visita guiada en vídeo y varios idiomas, incluido en castellano. Parece divertido incluso para pasar en clase a la muchachada de secundaria o bachillerato.

Global Seed Vault

El interior lo habíamos visto someramente en un vídeo de Derek de Veritasium, pero en este otro formato es también interesante, y recuerda mucho a los tours virtuales de las visitas a las pirámides. Lo más curioso es quizá el largo túnel de más de 130 metros que hay que recorrer hasta llegar a los almacenes propiamente dichos. Hay una zona central que llaman «la Catedral» de donde parten los tres almacenes; también hay unas zonas previas para labores de mantenimiento con espacio para carretillas, palés y cosas así.

Global Seed Vault

Los tres almacenes no son demasiado grandes y pueden resultar un tanto decepcionantes: son simplemente largos túneles con cinco filas de estanterías, protegidos por una pequeña reja (la seguridad de las puertas de acceso tampoco parece gran cosa), pero al menos hay varias probablemente porque es la mejor forma de aislarlo todo y evitar imprevistos. De hecho en 2016 parece ser que hubo una pequeña inundación por las filtraciones del exterior y el agua entró hasta 15 metros antes de congelarse.

En las estanterías se apilan cajas y más cajas, que son las que contienen las semillas debidamente selladas, preservadas y embaladas. Las cajas están organizadas pero un poco de «aquella manera»; están mezcladas cajas de plástico rígido que parecen muy sólidas y bien protegidas junto a cajas de cartón que parecen recogidas de la frutería del Sr. Svensson el de la tienda de la esquina. Algunas llevan hasta las pegatinas de la empresa de transportes (!) Como solución para «el fin del mundo» me ha parecido un poco cutre, pero bueno, quizá es sólo temporal hasta que catalogan. De los tres almacenes el primero está lleno, el segundo a menos y el tercero casi vacío.

El año pasado ya se superó el millón de muestras de semillas de todas partes del mundo, que se pueden ver en la visita pasando el ratón por encima de las cajas para ver de dónde provienen y cuáles son los países donantes de muestras. Con un coste de mantenimiento de menos de 300.000 euros al año no parece una mala inversión como «Plan B» para 13.000 años de agricultura de la humanidad.

(Vía The Guardian.)

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