Tal y como cuentan Reuters, el New York Times y otros medios, el regulador del mercado estadounidense, la SEC, ha aprobado los llamados ETF de Bitcoin, algo que podría considerarse un «momento histórico para las criptodivisas».
El momento ha coincidido casualmente –o no– con que hace precisamente 15 años un programador llamado Hal Finney, muy cercano al anónimo creador de Bitcoin, publicaba esto:
Running bitcoin
— halfin (@halfin) January 11, 2009
Finney (DEC, 1956-2014) fue todo un personaje, un gran hacker y la segunda persona que puso a funcionar sus equipos en el proyecto, siendo quien recibió la primera transacción de bitcoins en pruebas, enviada por el mismísimo Satoshi Nakamoto.
Qué son los ETF (de Bitcoin)
Los ETF de Bitcoin son instrumentos financieros cuyas siglas se corresponden con ETF (Exchange-Traded Fund) (o ETP, Exchange-Traded Products, según la terminología de la SEC en su nota). Esos ETF no son bitcoins como tales sino que se trata de fondos compuestos de acciones negociables, que representan a bitcoins como «activos subyacentes».
Comprar o vender «partes» de un ETF facilita la inversión en un producto complejo y poco cómodo para el común de los mortales –una criptodivisa– haciendo que sea algo más flexible y accesible. En el caso de los Bitcoin –a diferencia de otras criptomonedas, que no han sido aprobadas– se ha dado luz verde a once de estos ETF inicialmente: BlackRock, Fidelity, ARK, Grayscale y otras empresas del sector financiero, tras una larga historia de idas y venidas legales antes de su aprobación.
Un ejemplo similar a cómo funcionan los ETF sería operar con petróleo, oro o trigo. Nadie que negocia con estos productos va al banco a por un barril, unos lingotes o sacos de trigo para guardarlos en su casa. En vez de eso, compra el equivalente a un ETF que opera con barriles de petroleo, lingotes de oro o toneladas de trigo y recibe un «papelito» que es lo que guarda (o se lo guardan en un contrato en el banco electrónicamente, más bien).
Trabajar con ETFs para productos «peculiares» de este tipo es increíblemente más cómodo y flexible, aunque también está la cuestión de la volatilidad, más alta en bitcoin que en los activos tradicionales. También tiene la desventaja de que el banco o la empresa que comercializa estos fondos puede quebrar o defraudar a los accionistas que han comprado los fondos si no está todo correctamente auditado y respaldado; se supone que ellos tienen realmente esos bitcoins que guardan a la gente pero no siempre es así. Es sabido que en el MundoReal™ existen infinidad de casos de fraude similares. Así que ¡cuidadín con dónde se mete el dinero! Que luego vienen los de los sellos, los de las preferentes, los de los NFTs y ya se sabe…
La alternativa a no usar ETFs en el ejemplo anterior sería comprar los lingotes de oro y guardarlos en casa debajo del colchón –cosa que algunas personas hacen– aunque eso conlleva otros problemas de seguridad: que no se te incendie o inunde la casa, que no te roben la caja fuerte cuando no estás, que no tengas familiares o amigos codiciosos… En fin, lo típico.
En el caso de Bitcoin los más desconfiados –o conscientes, depende de cómo se mire– prefieren comprar, vender y guardar sus bitcoins personalmente, algo que puede hacerse en casas de cambio (exchanges) o con apps (hot wallets), aunque no es la opción preferida. Las llamadas carteras frías (cold wallets) son el método más seguro, que evita el problema de «not your keys, not your coins» e incluso los hackeos más comunes, dado que la cartera es una llave física que incluso está desconectada de internet.
Hay bitcoiners más espartanos y survivalistas todavía que prefieren memorizar unas cuantas palabras clave a modo de supercontraseña o guardarlas grabadas en placas de metal que protegen en su rudo cuerpo o bajo mil candados. Pero eso también tiene sus problemas: robos, olvidos, accidentes…
La mayoría de edad de bitcoin
La SEC aclara que la aprobación de los nuevos ETF de Bitcoin «no implica un respaldo a Bitcoin ni a las plataformas de comercio de criptoactivos», del mismo modo que advierte que son productos no aptos para todos los inversores, especialmente los minoristas que podrían perder todas sus inversiones.
En cualquier caso la decisión del regulador estadounidense puede entenderse también como una especie de gran validación ante el mercado y una mayoría de edad para Bitcoin, que pasa a diferenciarse del resto de criptodivisas –ninguna de las cuales tiene todavía un ETF, aunque algunas empresas ya lo han solicitado– y que marca un punto de inflexión en su ya larga historia: 15 años y contando. Hay empresas, bancos y plataformas tecnológicas que han durado menos, todo sea dicho.
Advertencia: La CNMV española tiene varios documentos sobre estos temas que siempre conviene leer, por ejemplo Los criptoactivos: aspectos que debes conocer y comprobar y la famosa lista de Entidades no autorizadas por la CNMV («Chiringuitos Financieros») sobre dónde no confiar tu dinero.
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