Por @Wicho — 23 de octubre de 2023


Impresión artística de la Voyager 1 en el espacio intergaláctico – NASA-JPL/Caltech

Lanzadas en 1977 para una misión de cinco años, las sondas Voyager de la NASA siguen en funcionamiento aún hoy en día, dándolo todo. O al menos todo lo que pueden después de terminada su garantía. Hay algunos instrumentos que hace tiempo que fueron apagados porque no tiene sentido usarlos allá por donde están ahora las sondas; hay otros instrumentos y subsistemas que, con el tiempo, han cascado.

Pero dado que se están atreviendo a llegar a donde nadie ha ido jamás, con lo que los datos que obtienen son interesantísimos, la NASA se esfuerza en prorrogar su misión todo lo que puede. Así que recientemente han actualizado su programación y su software para intentar darles unos años más.

El cambio en la programación les permite dejar que su antena se desvíe hasta un grado más de la dirección en la que está la Tierra en cada uno de los ejes en los que pueden moverse antes de utilizar los propulsores. Esto es para reducir la acumulación de restos de propelente en los conductos que lo llevan del depósito a los propulsores, acumulación que crece cada vez que se usan y que en su momento hará que dejen de funcionar.

Así, las sondas apuntarán con menos precisión hacia la Tierra pero a cambio usarán menos los propulsores. Esto puede hacer que se pierdan algunos bits pero las personas que forman el equipo de la misión creen que esas posible pérdidas quedarán compensadas por mantener las sondas en funcionamiento más tiempo.

La actualización de software es para evitar un problema que surgió el año pasado en la Voyager 1 cuando, sin que aún esté claro por qué, el sistema de guiado empezó (AACS) a escribir los comandos que recibía en la memoria del ordenador de a bordo en lugar de ejecutarlos. Estoy hizo que durante un tiempo, hasta que fue identificado el problema, la telemetría recibida en Tierra estuviera llena de basura.

La Voyager 1 y Voyager 2 están a más de 24.000 y 19.000 millones de kilómetros de la Tierra, respectivamente. A esas distancias, las instrucciones del parche tardarán más de 18 horas en llegar a las naves. Debido a su edad y al retraso de las comunicaciones existe cierto riesgo de que el parche sobrescriba código esencial o tenga otros efectos no deseados en ellas. Así que para reducir esos riesgos el equipo se ha tirado meses escribiendo, revisando y comprobando el código. Pero como medida de seguridad adicional la Voyager 2 recibirá primero el parche y servirá de banco de pruebas para su gemela, que está más lejos y, por tanto, envía datos más valiosos.

Si te interesa saber más sobre estas sondas, recomiendo encarecidamente el libro Viajes interestelares de Pedro León, en el que está todo lo que querías saber y algunas cosas que no sabías que querías saber de la historia de las sondas Voyager.

Las Voyager están en Twitter como @NASAVoyager, aunque la cuenta @NSFVoyager2 también habla bastante por ellas.

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