Por @Wicho — 23 de octubre de 2023

Hazegrayart ha publicado estos días un vídeo acerca del Albatros, el descabellado avión espacial soviético que iba a despegar desde el agua sobre un hidroala. Descabellado porque el hidroala tendría que haber alcanzado una velocidad cercana a los 200 kilómetros y eso es algo extremadamente complicado. Y más aún cuando se trata de una embarcación cargada hasta los topes de propelentes

Albatros es fruto de una colaboración entre la Oficina de Diseños Sukhoi (OKB-51) y la Oficina Central de Diseño de Hidroplanos de Rostislav Alexeyev, de quien ya hemos hablado aquí como padre del los fascinantes ekranoplanos gigantes soviéticos. Aunque no parece que nunca fuera más allá de las ideas expresadas en una carta enviada a la revista Spaceflight de la Sociedad Interplanetaria Británica (BIS) publicada en 1983.


El Albatros según Mark Wade de la Encyclopedia Astronautica

El invento consistía en un vehículo de tres etapas. La primera habría sido un hidroplano de unas 1.800 toneladas y 70 metros de largo construido por Alexeyev que llevaría a bordo unas 200 toneladas de oxígeno e hidrógeno líquidos para los motores de la segunda etapa. Hubiera sido el equivalente del depósito principal de los transbordadores espaciales de la NASA o del Burán soviético.

La segunda etapa hubiera sido un avión cohete alado reutilizable de alta velocidad de unas 210 toneladas diseñado Sukhoi. Una vez separado de la primera etapa habría consumido los propelentes que llevara a bordo para elevar la tercera etapa. Claro que antes de que se produjera la separación entre la primera y la segunda etapa el hidroala tendría que estar desplazándose a unos 180 kilómetros por hora, lo que es básicamente ciencia ficción.

La tercera etapa era un avión cohete sin cola de unas 80 toneladas de masa y 40 metros de longitud, similar al transbordador de la NASA salvo en lo de la cola; en eso se parecía más al Hermes de la Agencia Espacial Europea. Le calculaban una capacidad de unas 30 toneladas de carga útil hasta órbita baja terrestre y estaba pensado para una tripulación de dos personas.

En fin, que una curiosa ida de olla como muchas de las que aparecen en False Steps, un libro sobre naves y proyectos espaciales que no lo consiguieron pero que igual podrían haberlo logrado del que ya hablamos hace algún tiempo.

Y no dejes de echar un ojo al resto de los vídeos de Hazegrayart. Verás cosas que no creerías.

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