Por @Wicho — 12 de enero de 2018

Aunque a la Orión, la cápsula tripulada de la NASA, le faltan años para estar lista, tanto la Crew Dragon de SpaceX como la Starliner de Boeing, con las que la agencia tiene contratadas misiones, están muy cerca de entrar en servicio. Pero no tengo claro si tan cerca como dice la agencia en NASA’s Commercial Crew Program Target Test Flight Dates.

Según se puede leer ahí la agencia espera que en en agosto ambas empresas hagan un vuelo no tripulado de prueba en el que sus naves acoplarán a la Estación Espacial Internacional y que estas misiones no tripuladas sean seguidas por misiones tripuladas, aunque aún de prueba, en noviembre la de Boeing y en diciembre la de SpaceX.

Después de esas misiones de prueba, y una vez que la NASA esté satisfecha con los resultados, el contrato con ambas empresas dice que cada una de ellas tendrá que enviar seis misiones «reales» a la Estación Espacial Internacional entre 2019 y 2024 según la NASA se lo vaya pidiendo.

Interior de la Dragon v2
Interior de la Crew Dragon

Pero según se puede leer en NASA Commercial Crew Program Mission in Sight for 2018 para que esto suceda aún falta:

  • Que terminen alguna nave. Aunque Boeing tiene tres Starliner en construcción y SpaceX seis Crew Dragon las dos empresas todavía tienen que terminar de montar tan solo una de sus naves. Y aunque van haciendo pruebas mientras las van terminando luego viene probarlas como un todo.
  • Que tengan trajes espaciales para sus tripulantes pues los que usarán los tripulantes de ambas naves tampoco están listos, aunque en este caso ambas tienen ya ejemplares que están siendo sometidos a pruebas para ver que los astronautas se pueden mover cómodamente en ellos, en especial en situaciones de emergencia, pruebas de integración con los sistemas de las naves, pruebas de adecuación en el caso de que las naves tengan que amerizar, etc.
  • Que terminen de probar y certificar los motores de los sistemas de escape de ambas cápsulas tanto para su posible utilización en la plataforma de lanzamiento como durante los primeros minutos de vuelo de las misiones. Y los paracaidas que las tienen que frenar a la vuelta.
  • Que terminen de preparar para las plataformas de lanzamiento 39A y 41 del Centro Espacial Kennedy, que son las que usarán la Crew Dragon y la Starliner respectivamente. La 39A, por cierto, es la misma desde la que va a despegar también el primer Falcon Heavy, así que esperemos que no la líe parda, pues, citando al mismísimo Elon Musk:
    Hay muchos riesgos asociados con el Falcon Heavy, una posibilidad real de que ese vehículo no llegue a la órbita. Quiero asegurarme de que las expectativas sean acordes a todo esto. Espero que consiga alejarse lo suficiente como para no dañar la plataforma de lanzamiento. Para ser honesto consideraría incluso eso una victoria.

He dejado intencionadamente sin mencionar algunas cosas más que faltan por terminar y probar pero no hace falta ser ingeniero aeroespacial para darse cuenta de que todo tiene darse muy bien –y eso es algo que raramente pasa en el desarrollo de naves espaciales, y menos si son tripuladas– para que antes de 2018 veamos astronautas de la NASA despegando desde los Estados Unidos en una nave estadounidense.

Cabe recordar, además, que las previsiones iniciales hablaban de que la Crew Dragon y la Starliner entraran en servicio en 2016, así que en este sentido llueve sobre mojado.

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