Interferograma de la barrera de Larsen C - Abril 2017
La gigantesca plataforma de hielo de la Antártida conocida como barrera de hielo Larsen C está a punto de desprenderse. La única duda es cuándo terminará por hacerlo, no si terminará por hacerlo. Su superficie es de unos 5.000 kilómetros cuadrados, así que para cuando se produzca el desprendimiento se convertirá en uno de los 10 icebergs más grandes que jamás hayamos visto.
Como es lógico los científicos están muy interesados en observar la evolución de la fractura por la que terminará partiéndose, y uno de los instrumentos que mejor resultado les está dando para esto son los radares de los satélites Sentinel-1A y 1B.
Ambos forman parte de Copérnico, una red de vigilancia medioambiental que mantiene bajo observación la superficie de la Tierra, los océanos, y la atmósfera con el objetivo de poder contribuir a la toma de decisiones ambientales y de seguridad y que da acceso público a toda la información que recoge.
Con su capacidad de medir distancias con suma precisión basta con usar datos obtenidos en momentos distintos para obtener un interferograma en el que, básicamente, más color equivale a más movimiento.
Y la cosa no pinta nada bien. Como decíamos en su momento,
A diferencia de los icebergs del Ártico, que son básicamente «hielo flotando sobre agua», este hielo está unido a la plataforma antártica, de modo que cuando se desprende hace aumentar globalmente el nivel del mar. Las barreras de hierro Larsen actúan como «contenedores» de los glaciares antárticos. Los científicos han calculado que si todo ese hielo flotara libremente el nivel de los mares aumentaría unos 10 centímetros.
Hay más información acerca de cómo los satélites artificiales nos echan una mano con estas cosas en Cuantificando los efectos del cambio climático.
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