Por @Wicho — 16 de Octubre de 2019

Para que el rover Rosalind Franklin y la plataforma de aterrizaje Kazachok de la misión conjunta ExoMars 2020 de la Agencia Espacial Europea y Roscosmos lleguen de una sola pieza a la superficie de Marte tienen que funcionar correctamente muchas cosas.

Una de ellas es el sistema de paracaídas que le permitirá pasar de los 21.000 kilómetros por hora a los que entrará en la atmósfera marciana a unos 120 kilómetros de altitud a una velocidad de 110 kilómetros por hora a 500 metros de la superficie; el resto del frenado y del descenso correrá a cargo de los motores de Kazachok.

Los paracaídas durante una de las pruebas
Los paracaídas durante una de las pruebas - ESA/Roscosmos

Pero esos paracaídas han fallado en las dos pruebas que se les han hecho hasta ahora, así que lo de poder lanzar la misión en la ventana que va del 26 de julio al 11 de agosto de 2020 está en estos momentos bastante en el aire.

Aunque según se puede leer en ExoMars parachute progress las dos agencias han hecho un estudio exhaustivo del hardware recuperado tras la segunda prueba y han diseñado cambios para llevar a cabo tanto en los paracaídas como en las bolsas que los contienen. Además la ESA también ha pedido ayuda a la NASA, que colaborará tanto con su experiencia como con equipos de pruebas que hay en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en California.

Estas modificaciones tienen que estar listas y probadas a tiempo de hacer una prueba real de descenso en una zona de pruebas en Oregón en una ventana que va de enero a marzo de 2020; la revisión final de la misión para ver si se puede lanzar el año que viene tendrá lugar en abril. Si no, habrá que aplazar la misión a la ventana de lanzamiento de agosto 2022 y rebautizar una vez más la misión.

Lo malo es que la segunda prueba fallida de los paracaídas incorporaba modificaciones para corregir los fallos de la primera… aunque obtuvo peores resultados. Así que ya veremos.

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