Vientos por encima de los límites, una temperatura ambiente demasiado elevada que llevó a los sistemas de a bordo a abortar un lanzamiento con los motores ya encendidos, un fallo en el sistema eléctrico…
Varios días seguidos de intentos fallidos de lanzamiento han llevado a Rocket Lab a tomar la decisión de posponer hasta principios de 2018 la que esperan que sea la primera misión en entrar en órbita de uno de sus cohetes Electron, aún cuando todavía quedaba un día en la ventana de lanzamiento que habían reservado con las autoridades.
El Electron es un cohete construido íntegramente en materiales compuestos (fibra de carbono) y con un motor impreso en 3D prácticamente al 100% que además utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las turbobombas a gas de los cohetes más grandes.
Con una longitud de 17 metros y un diámetro de 1,2 está pensado para lanzar cargas de entre 150 y 225 kilos a una órbita sincrónica al sol de 500 kilómetros con un muy competitivo precio por lanzamiento de menos de 5 millones de dólares.
Los pasajeros de este primer lanzamiento orbital, cuya fecha está ahora por ver, serán un Dove de Planet Labs y dos Lemur-2 de Spire.
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