La Starliner en la plataforma – NASA
La NASA y Boeing han celebrado una teleconferencia en la que han hecho públicas las conclusiones del comité independiente que analizó los fallos de la primera misión de una cápsula tripulada Starliner.
El comité los califica como una «high visibility close call», lo que viene siendo un casi la liamos parda; la situación reciente más parecida fue cuando una fuga de agua dentro del casco de Luca Parmitano obligó a abortar un paseo espacial en 2013.
Del análisis de los datos han llegado a la conclusión de que hay 61 acciones correctivas a aplicar. La primera de ellas, ya llevada a cabo, fue una auditoría de las pruebas del software de a bordo que ha identificado 49 lugares en los que se puede producir un fallo. No es que haya fallos en ese punto del software sino que son transiciones lo suficientemente parecidas a las dos en las que se produjeron los fallos en la fallida misión que hay que mirarlas con lupa.
Los 61 puntos a mirar son tanto organizativos como técnicos. En lo que se refiere a la parte organizativa la NASA va a poner a una persona que se responsabilice únicamente del software y además añadirá más personal para supervisar el trabajo de Boeing en general.
El primer fallo de la misión se hizo obvio tras separarse la Starliner de la segunda etapa del Atlas V pero se produjo mucho antes - Boeing
No está decidido si la NASA va a hacer públicos esos 61 puntos pero. Y la gran pregunta es si la NASA le dará el visto bueno sin hacer otro vuelo no tripulado de prueba.
En este sentido la agencia dice que una misión no tripulada en la que la cápsula se acople a la Estación Espacial Internacional y vuelva –igual que hizo la Crew Dragon de SpaceX en marzo de 2019– no es un requisito del programa de tripulaciones comerciales. Pero que como Boeing confiaba en poder llevar a cabo la misión sin problemas por eso fue incluida en el contrato. Así que en principio van a pedirles que cumplan. Pero ojo, todavía no hay confirmación oficial de ello. Boeing, por su parte, dice que siguen dispuestos a llevarla a cabo.
También salió el tema de si pueden estar seguros de que la integración entre la cápsula Orión, que construyen Lockheed Martin y Airbus y el cohete SLS, que construye Boeing, no sufrirá de los mismos problemas. La agencia reconoció que, visto lo visto, habrá que mirar con mayor atención el asunto del SLS, aunque en ese caso la supervisión de la integración cae por completo bajo responsabilidad suya.
Lo que sí quedó claro es que a Boeing le quedan meses y meses de trabajo antes de que la Starliner pueda ser declarada lista para volar tripulada, segundo vuelo de prueba mediante o no. Mientras tanto la NASA va a ir comprando otro asiento en una Soyuz por si acaso.
Aunque por ahora todo parece indicar que SpaceX, por su parte, está avanzando sin problemas en la preparación de la primera misión tripulada de una Crew Dragon. De hecho ahora mismo prevén lanzarla a principios de mayo.
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