Por @Wicho — 3 de enero de 2019

[Banda sonora recomendada para esta anotación: The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, por supuesto]

Menos de 48 horas después de que hayamos visitado el astro más lejano al que jamás hayamos llegado acabamos de alcanzar otro sitio en el que nunca habíamos estado, el lado oculto de la Luna.

A las 3:26, hora peninsular española, del 3 de enero de 2019 la misión china Chang'e 4 se posaba en el cráter Von Kármán, que a su vez está en la Cuenca Aitken, la segunda mayor estructura del sistema solar causada por un impacto que conozcamos.

El punto exacto del aterrizaje está en los 177,6 grados este, 45,5 grados sur, lo que lo coloca en un lugar casi diametralmente opuesto a la Tierra a una latitud equivalente en la Tierra a la de la isla Sur de Nueva Zelanda. Si fueran 45,5 grados de latitud norte sería equivalente más o menos a la latitud de Burdeos, Turín o Venecia en la Tierra. Así que aunque en inglés la Cuenca Aitken sea conocida como Cuenca Aitken - Polo sur porque va del polo sur hasta el cráter Aitken, que está a 15º sur, en realidad a Chang'e 4 le falta bastante para estar en el polo. Así que la primera misión en visitar el polo sur lunar será la Chandrayaan 2 de la India, cuyo lanzamiento podría producirse a principios de febrero podría producirse en breve.

La superficie de la Luna vista por Chang'e 4
La superficie de la Luna vista por Chang'e 4. Los railes que se ven en la parte superior de la imagen son los que se usarán para bajar el rover a la superficie - Programa de exploración lunar chino

La misión está compuesta por un aterrizador y un rover que son casi iguales que los de la misión Chang'e 3 pues de hecho son que se había construido como respaldo para esa misión. Pero incorporan algunos cambios, especialmente en el rover, con las lecciones aprendidas en la misión anterior.

Aterrizador de Chang'e 4

Rover de Chang'e 4

Entre ambos llevan ocho instrumentos que incluyen varias cámaras, espectrómetros, un radar para estudiar la Luna por debajo de la superficie, un dosímetro para medir radiación, y un instrumento que medirá cómo interactúa el viento solar con la superficie de la Luna. El aterrizador además lleva una especie de terrario en el que se estudiará el crecimiento de plantas y gusanos de seda.

Pero además la misión utiliza un satélite bautizado como Queqiao que orbita la Luna a una distancia de entre 65.000 y 85.000 kilómetros de su superficie para que haga de relé de comunicaciones entre el aterrizador y el control de la misión. De otro modo sería imposible mantener el contacto.

Los objetivos de la misión son medir la temperatura de la superficie de la Luna, la composición del regolito lunar y de las rocas, hacer experimentos de radioastronomía libres de cualquier interferencia terrestre, estudiar los rayos cósmicos y observar la corona solar.

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