Now here it is: A radar image film of the chinese space station Tiangong-1 together with a simple 3D model for orientation. You can see how it is rotateting (but faster that in reality). #Tiangong1 #isar #film #radar #reentry #tira
— Fraunhofer FHR engl. (@Fraunhofer_FHRe) 23 de marzo de 2018
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El 21 de marzo de 2018 Tiangong-1 mantuvo una altitud media de 227,0 kilómetros. No ocurrió ninguna anomalía.
No son excesivamente informativos pero desde el 11 de marzo de 2018 la agencia espacial china ha empezado a dar partes diarios en la sección de noticias de su web del estado del laboratorio espacial Tiangong-1, que reentrará en la atmósfera terrestre en los próximos días.
Con unas medidas de 10,4×3,4 metros y un peso de 8,5 toneladas el Tiangong-1 fue un primer paso de cara a la construcción de la estación espacial china. Lanzado en 2011 su primer uso fue comprobar que la nave no tripulada Shenzhou-8 era capaz de atracar con él. Luego, en 2012 y 2013 respectivamente, estuvo ocupado por las tripulaciones de las Shenzhou-9 y 10. Después de esto la idea era mantenerlo en órbita algún tiempo más para terminar la misión con una reentrada controlada en la atmósfera sobre una zona no poblada del sur del Pacífico.
Pero en 2016 China perdió el contacto con el Tiangong–1, con lo que al no poder enviarle órdenes caerá en cualquier sitio que quede por debajo de su órbita en un momento extremadamente complicado de determinar, ya que depende mucho de la meteorología espacial, la velocidad de rotación del Tiangong-1, en cuantas piezas se rompa, etc.
Sin embargo no hay que olvidar que la mayor parte de nuestro planeta es agua, igual que lo es la mayor parte de la zona sobre la que puede caer el Tiangong-1, sombreada en verde en la imagen anterior. Así que es bastante improbable que los restos del laboratorio espacial le vayan a caer a alguien en la cabeza, por no hablar de que la inmensa mayoría de ellos se desintegrarán en la atmósfera, aunque es posible que componentes como los depósitos de combustible, más resistentes, sí puedan llegar al suelo o al mar.
Además, como también se puede ver en la parte izquierda del gráfico, la densidad de población es bastante baja en buena parte del área cubierta por la órbita del Tiangong-1.
Eso sí, la probabilidad de impacto es algo más alta en las latitudes más altas y más bajas del área en cuestión porque es justo cuando pasa sobre estas latitudes cuando el laboratorio espacial va algo más lento en su órbita, por lo que pasa más tiempo en ellas.
En estos momentos las predicciones hablan de que todo terminará entre el 31 de marzo y el 5 de abril pero hasta muy pocas horas antes de la reentrada final no se podrá hacer una estimación más o menos precisa del punto en el que se producirá. Y teniendo en cuenta que el Tiangong-1 orbita la Tierra a unos 29.000 kilómetros por hora un margen de error de unos pocos minutos implica miles de kilómetros de margen de error en cuanto al punto de reentrada.
Cuando esta se produzca el Tiangong-1 empezará a romperse en un montón de piezas que se irán desperdigando sobre una elipse de varios miles de kilómetros de largo y algunas decenas de kilómetros de ancho.
Pero según el documento de preguntas frecuentes que ha preparado la ESA sobre este asunto las probabilidades de que una pieza del Tiangong–1 golpee a alguien son diez millones de veces inferiores a las que tenemos de que nos parta un rayo, así que en realidad no es como para estar muy preocupado.
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