A nice 100-second video of Chang'e-4 lunar mission preparations, ignition, launch, and staging. Source: https://t.co/nvvUL1ypdj pic.twitter.com/FS4FDYOLyJ
— Andrew Jones (@AJ_FI) 8 de diciembre de 2018
Un cohete Larga Marcha 3B/E despegaba a las 19:23 del 7 de diciembre de 2018, hora peninsular española, para lanzar la misión Chang'e 4, que tiene como destino el cráter Von Kármán en el polo sur del lado oculto –que no oscuro, diga lo que diga Pink Floyd– de la Luna. Si todo va bien tras el lanzamiento el alunizaje parece ser que se produciría alrededor del 3 de enero de 2019, una vez que haya salido el Sol en el cráter Von Kármán.
Chang'e 4 es la primera misión de la historia que va a intentar posarse de una pieza la Ranger 4 de la NASA se estrelló allí en 1962– en el lado oculto de la Luna, lo que añade un nivel de dificultad a todo el proceso ya que es imposible establecer comunicaciones directas con la Tierra desde allí.
Para solucionar ese problema China lanzaba en junio de 2018 el satélite Queqiao. Se mantiene a entre 65.000 y 80.000 kilómetros de la superficie de la Luna en el punto de Lagrange L2 del sistema Tierra–Luna, una zona desde la que tiene siempre a la vista la Tierra y el lado oculto de la Luna. Su objetivo es precisamente recibir las transmisiones que Chang'e 4 envíe y reenviarlas al control de la misión y hacer lo propio con las transmisiones que lleguen del control de la misión, pero en este caso rebotándolas hacia la superficie de la Luna.
El hardware de la misión, un aterrizador y un rover, es casi igual que el de la misión Chang'e 3 pues de hecho es el que se había construido como respaldo para esa misión. Pero incorpora algunos cambios, especialmente en el rover, con las lecciones aprendidas.
Entre ambos llevan ocho instrumentos que incluyen varias cámaras, espectrómetros, un radar para estudiar la Luna por debajo de la superficie, un dosímetro para medir radiación, y un instrumento que medirá cómo interactúa el viento solar con la superficie de la Luna. El aterrizador además lleva una especie de terrario en el que se estudiará el crecimiento de plantas y gusanos de seda.
Los objetivos de la misión son medir la temperatura de la superficie de la Luna, la composición del regolito lunar y de las rocas, hacer experimentos de radioastronomía libres de cualquier interferencia terrestre, estudiar los rayos cósmicos y observar la corona solar.
Si lo logra será la primera misión en alcanzar la superficie de la Luna después de que la misión Chang'e 3 lo hiciera en diciembre de 2013, a su vez 37 años después de que lo hiciera la sonda Luna 24 en 1976.
Los planes de China respecto a la Luna, de todos modos, no terminan con la Chang'e 4, ni mucho menos. Tiene prevista ya la Chang'e 5, que traerá muestras del lado visible, y según los resultados que obtenga quizás la Chang'e 6 para traer muestras del polo sur de la cara oculta. Pero en cualquier caso su objetivo último es volver a poner seres humanos sobre la superficie de nuestro satélite. Y no me extrañaría que fuera la primera en conseguirlo después de que la abandonáramos al terminar el programa Apolo.
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