China tiene todos los boletos para ser el próximo país que vuelva a colocar una persona sobre al superficie de la Luna –ojalá una mujer–, aunque sólo sea porque hay una voluntad política clara detrás del programa espacial.
Una de las razones por las que el programa espacial chino va tan bien es porque en lugar de reinventar la rueda no tuvieron problemas en adoptar la tecnología soviética y luego rusa a sus necesidades.
Y con la llegada a la Luna parecen dispuestos a hacer lo mismo, al menos según se puede leer en Long Abandoned Soviet Tech Might Help China Land on the Moon.
La idea es que la empresa ucraniana KB Yuzhnoe actualice el módulo de propulsión del LK, el módulo lunar soviético que estaba listo para ir a la Luna aún cuando todo quedó en agua de borrajas porque el cohete N1, que debería haberlo llevado hasta allí, nunca funcionó.
Módulo lunar LK-3 en el Science Museum durante la exposición Cosmonauts
Conocido como Block E este módulo dispone de dos motores que se pueden encender varias veces, y cuenta con la ventaja adicional de que con sólo uno de ellos puede desempeñar su cometido. El módulo lunar del programa Apolo, por ejemplo, tenía un sólo motor de ascenso, con lo que su fallo habría condenado a la muerte a sus tripulantes.
KB Yuzhnoe modernizará el diseño con nuevos materiales y electrónica y ordenadores modernos y le pasará a China los planos de construcción y, quizás, también les ayude con la producción de su propia versión del módulo.
Aunque no está claro si China lo usará tal y como se lo entreguen para enviar una misión con un solo tripulante o si lo usarán como base para un aterrizador lunar con capacidad para dos o tres tripulantes.
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