Por @Wicho — 29 de mayo de 2018

Hace un par de meses publicamos un vídeo acerca de cómo SpaceX graba los lanzamientos de sus cohetes. No es una tarea sencilla, ni mucho menos, aunque lo cierto es que ellos cuentan con la experiencia acumulada de unos 70 años desde los lanzamientos de las V1 y V2 alemanas.

En How did NASA get those great film shots of Apollo and the Shuttle? hacen un repaso más histórico al asunto, empezando con un operador de cámara de las fuerzas armadas alemanas que casi le cae encima un V2 que estaba rodando con una cámara operada manualmente desde una distancia de unos 100 metros de la plataforma de lanzamiento.

Terminada la segunda guerra mundial vieron que esto era poco práctico y con la ayuda de Clyde Tombaugh, el descubridor de Plutón, la marina de los Estados Unidos diseñó en 1946 un sistema de seguimiento bautizado como Little Big Eyes –Pequeños Grandes Ojos– basado en el cañon antiaéreo M45. Un operador sentado en el cacharro seguía manualmente el cohete mirando a través de unos prismáticos, aunque en vez de apuntarle con ametralladoras lo hacía con cámaras.

Un M45

En ese mismo año se mandó por primera vez una cámara al espacio, montada en un V2 capturado a los alemanes. Esa fue la primera vez que pudimos ver la Tierra desde allí arriba. Eso sí, la cámara estaba convenientemente modificada para soportar las vibraciones del lanzamiento y el impacto de la vuelta a tierra, entre otras cosas gracias a una caja de aluminio con paredes de un centímetro.

Para la época del programa Apolo la NASA ya usaba, además de estas cámaras de seguimiento, algunas ya con cámaras de televisión para retransmitir en directo, un montón de cámaras fijas –hasta 201 para el lanzamiento del Apolo 11–. Con distintos tipos de objetivo según lo que tuvieran que captar eran capaces de filmar hasta 500 cuadros por segundo en película de 16 milímetros. De las 201 cámaras 119 eran para obtener imágenes para que los ingenieros pudieran estudiar lo que sucedía durante el lanzamiento y las otras 89 se usaron para documentarlo.

Los Saturno V también llevaban cámaras en su interior, que a falta de los equipos de transmisión con gran ancho de banda de los que disponemos en la actualidad, rodaban en película y al terminar su misión se desprendían del cohete para bajar en un globo/paracaídas que frenaba su descenso y les permitía flotar a la espera de su recogida. Llevaban también un emisor de radio para facilitar su localización, pero en el caso del Apolo 4, por ejemplo, sólo aparecieron dos de las seis cámaras que llevaba a bordo.

Durante el programa Apolo se usó por primera vez fibra óptica para poder obtener imágenes de sitios en los que era imposible montar una cámara, como por ejemplo el interior de los depósitos de combustible.

Y más o menos este tipo de equipos, aunque en un modelo más moderno, fue el que se utilizó para filmar los lanzamientos de los transbordadores espaciales, aunque para entonces las monturas de seguimiento –que se seguían manejando a mano– ya llevaban objetivos de 15 pulgadas y 4.000 milímetros de distancia focal que pesaban 115 kilos.

Se usaban hasta los tres minutos del lanzamiento, momento en el que tomaba el seguimiento el Recording Optical Tracking Instrument, un instrumento con un objetivo de 24 pulgadas y una distancia focal ajustable hasta los 12.700 milímetros que sigue los cohetes mediante radar, aunque dispone de un joystick para el control manual si es necesario. Se dice que el joystick es tan sensible que si el operador lo sujeta con demasiada fuerza los latidos de su corazón harán que se mueva y por tanto que se mueva el ROTI.

Además para los transbordadores espaciales la NASA utilizaba mas de 130 cámaras fijas con distintos objetivos y con película de 16, 35 y 70 milímetros, además de vídeo de alta definición. El motivo de seguir usando película es que tiene un rango dinámico más grande que el vídeo, con lo que éste se usaba para obtener imágenes rápidamente mientras se esperaba al revelado de la película, que sabían que iba a revelar más detalles.

De hecho las imágenes rodadas por las cámaras fueron de gran ayuda para esclarecer las causas de los desastres del Challenger y del Columbia, así que para cuando despegó la misión STS-114, la primera tras la pérdida del Columbia, más de 400 cámaras apuntaban hacia él para no perder detalle. Fue también cuando se estrenó la cámara en el exterior del tanque de combustible que permite recibir imágenes en directo del ascenso.

No hace ni quince años de eso y ahora nos mosqueamos cuando se pierden algunos cuadros de vídeo en cualquier lanzamiento… pero nos quejamos de vicio.

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