Pues creo que nunca habíamos comentado esto que decía Pedro Duque hace unos días:
Resulta a primera vista sorprendente que los cohetes al salir en seguida curvan su trayectoria. La mayor parte de la energía de todo lanzamiento se usa para ¡dar velocidad horizontal! Para no caer otra vez, claro.
Como ejemplo la cápsula de carga Dragon CRS-13 alcanzaba su órbita inicial de 200×320 kilómetros nueve minutos después de su lanzamiento el pasado 15 de diciembre de 2017. Para mantener esa órbita la cápsula necesitaba una velocidad de unos 28.000 kilómetros por hora.
Aparte de la potencia de los motores del cohete lo que se hace es lanzar tan cerca del ecuador como sea posible y a favor de la rotación de la Tierra, lo que permite aprovechar la velocidad de rotación de la Tierra, que es de unos 1.600 kilómetros por hora en el ecuador. Por eso los Estados Unidos construyeron el Centro Kennedy en Florida y la Agencia Espacial Europea tiene su espaciopuerto en Kourou en la Guayana Francesa, aún más cerca del ecuador. En cuanto a los lanzamientos a órbita polar esta velocidad extra hay que eliminarla, con lo que lo mejor es hacer los lanzamientos desde una latitud cuanto más alta mayor.
Lo que se hace siempre que es posible es, sea cual sea la órbita de destino, intentar lanzar desde un sitio en el que la trayectoria del cohete no sobrevuele zonas pobladas. O al menos no muy pobladas.
Por eso los Estados Unidos hacen los lanzamientos polares desde Vandenberg, en la costa oeste, en lugar de desde el Centro Kennedy, pues así se evitan sobrevolar los Estados Unidos o Canadá. Rusia hace sus lanzamientos polares desde Plesetsk por el mismo motivo. Pero la ESA, sin embargo, puede usar también Kourou para lanzamientos polares porque de la Guayana hacia arriba sólo hay mar.