Tras un primer intento infructuoso en abril en el que la cápsula en pruebas resultó destruida SpaceX conseguía por fin que una Crew Dragon superara con éxito la prueba estática del sistema de escape.
La prueba comenzó con dos encendidos de un segundo de dos de los 16 motores Draco de la cápsula. Los Draco se utilizan para maniobrar en órbita y para el control de actitud de la cápsula, aunque en algunos casos también se utilizarían para reorientarla si fuera necesario activar el sistema de escape en vuelo. Después de estos encendidos se llevó a cabo el encendido de los ocho motores SuperDraco durante unos nueve segundos. Los SuperDraco están diseñados para llevarse a la¡ Dragon lejos del cohete F9 en caso de que se produzca una emergencia después del despegue.
Inmediatamente después del apagado de los SuperDraco se dispararon dos Draco y se cerraron las cubiertas de los ocho SuperDraco, imitando la secuencia programada en el sistema de escape para reorientar la cápsula y colocarla en la actitud necesaria para desplegar los paracaídas.
En total fueron unos 70 segundos de tensión para SpaceX y la NASA mientras comprobaban que las modificaciones hechas al sistema de combustible de la Crew Dragon tras la explosión de abril en efecto habían corregido el problema que la hizo explotar.
Falta analizar los datos obtenidos durante la prueba pero desde luego el que no haya explotado nada hace plausible que en breve SpaceX pueda llevar a cabo la prueba en vuelo del sistema de escape, quizás antes de que termine el año.
Durante esta prueba se lanzará una Crew Dragon en un Falcon 9 exactamente igual que si fuera una misión normal pero en el momento en el que el cohete esté sometido a la máxima carga dinámica –el momento en el que la combinación de fuerzas que actúa sobre él es mayor– se activará el sistema de escape para ver que también funciona en vuelo.
Si la cápsula pasa esa prueba todo quedaría listo para que SpaceX pueda lanzar la primera misión tripulada de una Drew Dragon a la Estación Espacial Internacional, aunque aún sería una misión de prueba; complementaría la realizada a principios de 2019 con una cápsula vacía.
Boeing, por su parte, decidió no probar en vuelo el sistema de escape –era opcional– así que con la prueba en plataforma que llevó a cabo hace unos días tiene ese aspecto cubierto. Pero aún le queda lanzar una Starliner vacía a la EEI, algo que está previsto para el 17 de diciembre, antes de poder lanzar la misión de prueba tripulada.
Al ritmo que van las cosas es poco probable que ninguna de las dos cápsulas quede certificada para misiones normales antes de mediados de 2020.