El N1 fue el cohete con el que el programa espacial soviético pretendió llegar a la Luna. Pretendió porque los cuatro lanzamientos de este pedazo de bicho fracasaron. Y entre eso y que los Estados Unidos ya habían conseguido llegar a la Luna el programa fue cancelado. Puede decirse que era el equivalente soviético al Saturno V del programa Apolo.
Si no les ha pasado lo mismo que a las cintas originales del paseo por la Luna de la tripulación del Apolo 11 seguro que en la catacumbas del Kremlin hay imágenes de esos cuatro lanzamientos. Pero como no son precisamente públicas las recreaciones de los cuatro lanzamientos que hay en este vídeo son lo más parecido de lo que podremos disfrutar.
Por orden:
21/2/69: pocos segundos tras el despegue un pico de voltaje lleva al sistema KORD, encargado de gestionar el funcionamiento de los 30 motores de la primera etapa, a apagar el motor número 12. Para mantener un empuje simétrico también apaga el motor número 24. Hasta aquí todo bien porque el N1 podía volar con dos pares de motores apagados.
Pero seis segundos después del lanzamiento el efecto pogo hace que se desprendan varios componentes del motor número 2 y que se produzca una fuga de oxígeno líquido. A los 25 segundos más vibraciones hacen que se rompa un conducto de RP-1 (el keroseno depurado que se usa para cohetes), que al entrar en contacto con el oxígeno se incendia. El fuego derrite el aislante de varios cables que terminan por cortociruitarse. KORD interpreta esto como un problema de presurización en las turbobombas y ordena apagar todos los motores a los 68,7 segundos del lanzamiento. Además transmite esa orden a la segunda y tercera etapas, por lo que se hace imposible ordenar el activado de sus motores desde tierra.
Los restos del cohete caen a 52 kilómetros de la plataforma de lanzamiento. Eso sí, el sistema de escape funcionó a la perfección y puso a salvo la carga útil, un modelo de pruebas de la Soyuz 7K-L1.
3/7/69: el N1 apenas había sobrepasado la torre de la plataforma de lanzamiento cuando KORD, aún a pesar de haber sido modificado, decidió apagar todos los motores menos el 18, lo que hizo que el cohete, antes de caer de nuevo sobre la plataforma, se inclinara de lado. Fue una de las mayores explosiones no nucleares de la historia, aunque afortunadamente no causó víctimas. Pero sí daños masivos a la plataforma de lanzamiento, que quedó prácticamente destruida y tardó 18 meses en volver a estar operativa.
El análisis de los restos del cohete mostró que la turbobomba del motor 8 había explotado justo antes del despegue. Eso provocó que se rompieran varias conducciones de combustible y que se iniciara un incendio. El incendio fue dañando componentes que hicieron que KORD apagara los motores 7, 19, 20 y 21 tras detectar velocidades anormales en sus bombas. Pero nunca se pudo determinar qué hizo que apagara los demás y que el 18 siguiera funcionando hasta el impacto final.
26/6/71: a los pocos segundos del despegue turbulencias en el aire provocaron un movimiento de alabeo demasiado fuerte como para que el sistema de guiado pudiera compensarlo. La velocidad de giro fue aumentando hasta alcanzar unos 40º por segundo 39 segundos después del despegue. Esto hizo que el cohete se partiera a los 48 segundos porque las cargas que estaba soportando eran demasiado fuertes para su estructura.
Durante todo este tiempo los motores de la primera etapa siguieron funcionando porque KORD había sido reprogramado de nuevo, en este caso para no poder actuar hasta 50 segundos después del lanzamiento. Para cuando lo hizo apagó inmediatamente los motores de la primera etapa, que cayó a unos siete kilómetros de la plataforma; la segunda y la tercera llegaron hasta los 15.
23/11/72: todo iba bien hasta que a los 90 segundos del lanzamiento se apagaron, como estaba previsto, los seis motores centrales de la primera etapa. La idea era reducir las fuerzas que tenía que soportar el cohete. Pero el apagado fue tan brusco que causó un golpe de ariete en las conducciones de combustible, que se rompieron. Esto produjo un incendio. Y por si fuera poco el motor número 4 explotó.
La primera etapa empezó a desmontarse en vuelo a los 107 segundos y dejó de transmitir telemetría a los 110. De nuevo el sistema de escape funcionó correctamente y puso a salvo la Soyuz 7K-LOK y el aterrizador LK que iban a bordo.
Se especula con que si los controladores hubieran estado más vivos y hubieran ordenado una separación de la segunda etapa en cuanto empezaron los problemas el cohete podría haber entrado en órbita, ya que faltaban poso segundos para el apagado programado de la primera etapa. Pero nunca lo sabremos.
El del 23 de noviembre de 1972 fue el último lanzamiento de un N1, que quedará para siempre como uno de los grandes «y si» de la historia. El programa fue cancelado en 1976.