El pasado fin de semana, aprovechando la finalización del ensamblado del primer prototipo del Starship –aunque llamarlo prototipo me parece un poco demasiado optimista– Elon Musk presentó la que, si no llevo mal las cuentas, es como la cuarta versión del combo Super Heavy + Starship, conocido en conjunto como Starship. Para despistar, supongo.
La idea de SpaceX –o de Musk, que por ahora viene a ser lo mismo– es que Starship sustituya a todos los cohetes de la empresa (Falcon 9 y Falcon Heavy) para todas sus misiones, e incluso para alguna más. para esto será necesario contar con distintas versiones de Starship –en este caso de la segunda etapa–. Una de ellas podrá llevar en su interior satélites para ser colocados en órbita o enviados por el sistema solar adelante; otra actuará como un depósito de combustible para que otro Starship se reabastezca en el espacio y pueda abandonar la órbita terrestre; otra versión más tendrá capacidad para llevar hasta 100 personas a bordo. Esta última servirá para sustituir a las Dragon de carga y a las Dragon tripuladas.
Así que en estos momentos los planes dicen que Starship –la segunda etapa– medirá 50 metros de largo, tendrá una masa en vacío de 85 toneladas con una capacidad de carga de 150 toneladas y que usará seis motores Raptor, tres optimizados para funcionar en el vacío y otros tres, montados en el centro y con capacidad para modificar su orientación, que serán los que utilice para volver a Tierra y aterrizar de una pieza. El diseño también ha cambiado y en vez de tres aletas en su parte posterior ahora sólo tiene dos, mientras que el tren de aterrizaje pasa de tener tres patas que coincidían con las aletas a tener seis patas.
Super Heavy, por su parte, tendrá una longitud de 68 metros y usará 37 motores Raptor. Siete de ellos, también con capacidad para moverse, serán los que le permitan volver a Tierra de una pieza.
Starship v4 – el tamaño sí importa - SpaceX
Esta cuarta versión de Starship –ahora todo el conjunto– es la más pequeña de las presentadas por Musk hasta ahora. Pero aún así si consiguen ponerla en funcionamiento será el cohete más potente de la historia, con dos veces la capacidad del mítico Saturno V del programa Apolo. Esto nos abriría el acceso a la órbita terrestre y al resto del sistema solar como nunca hasta ahora.
Pero… siempre hay al menos un pero, y en este caso hay varios.
Por un lado, aunque Musk ha anunciado que el prototipo de Starship –de la segunda etapa– hará vuelos en los que irá hasta unos 20 kilómetros de altitud en un mes o dos conseguir colocarlo en órbita es bastante más complejo y no sé yo si podrán cumplir su anuncio de que para 2020 estarán haciendo lanzamientos orbitales. De hecho Musk suele dar previsiones demasiado optimistas.
Además también tienen que comprobar el funcionamiento del sistema de protección térmica de Starship que es fundamental para que pueda ir y volver del espacio, sistema del que aún no hay muchos detalles. Es un sistema además al que se le exigirá mucho ya que, siempre según Musk, un Starship –la segunda etapa– va a ser capaz de volar tres o cuatro veces al día.
Y eso por no hablar de los sistemas de soporte vital de la versión tripulada de Starship –la segunda etapa– que Musk pretende no sólo que vaya hasta la Estación Espacial Internacional sino mucho más allá. O del sistema de escape que permita abortar un lanzamiento sin que nadie muera en el intento.
O por no hablar de la parte económica de todo esto, ya que Starship –el conjunto– es una iniciativa de SpaceX sin ningún tipo de financiación estatal, aunque en este sentido sustituir la fibra de carbono prevista inicialmente por acero abaratará mucho el coste de construcción de Starship.
Así que aunque dudo mucho que se cumplan los plazos dados por Musk –hablaba de vuelos tripulados ya en 2020 y de una misión tripulada a Marte en 2024– por la parte que me toca deseo con todas mis fuerzas que SpaceX se salga con la suya sea cuando sea. Con ellos sí que parece que vivimos en el futuro.