La Cygnus NG-11 tras su captura por el Canadarm 2 – David Saint-Jacques/CSA
Después de ser capturada por el Canadarm 2, el brazo robot de la Estación Espacial Internacional, a las 11:28, hora peninsular española, del 19 de abril de 2019 la cápsula de carga Cygnus NG-11 era acoplada al módulo Unity de la Estación a las 13:31. Con esto ahora mismo hay cinco naves «de visita» en la EEI: las cápsulas tripuladas Soyuz MS-11 y 12, las cápsulas de carga Progress MS-10 y 11 y la propia Cygnus 11.
La S.S. Roger Chaffee lleva a bordo unos 3.450 kilos de hardware para la Estación, suministros para sus tripulantes, material para llevar a cabo investigaciones, y varios CubeSat. Entre su carga figuran también los dos primeros Astrobee y dos nuevos Ice Cubes.
Los Astrobee son unos pequeños robots en forma de cubo diseñados para moverse de forma autónoma por el interior de la EEI para tomar muestras e imágenes allá donde sea necesario. La idea es evitar que la tripulación tenga que hacer estas tareas, lo que le dejará más tiempo libre para «acer la cencia». En total habrá tres Astrobee a bordo, que reposarán en una base de carga cuando no estén en uso.
Los Ice Cubes definen un estándar al estilo CubeSat de forma y de alimentación eléctrica y de conexiones de datos para poder mandar módulos con experimentos a la EEI. Igual que los CubeSat un Ice Cube de una unidad mide 10×10×10 centímetros, aunque se pueden diseñar experimentos de más unidades e incluso de formas irregulares tipo piezas de Tetris siempre que no «choquen» con otros módulos. De los dos recién llegados uno es un demostrador de un nuevo espectrómetro y el otro tiene que ver con técnicas criptográficas.
La Cygnus 11 permanecerá acoplada a la Estación hasta el 23 julio. Ese día partirá en una misión de demostración de nueve meses en la que se intentará validar su utilidad como laboratorio de microgravedad; al principio de esta misión extendida pondrá en órbita tres CubeSat, los AeroCube 10A y 10B y Seeker.
Al final de la misión, si todo va según lo previsto, será, con diferencia, la Cygnus que más tiempo haya pasado en espacio. Se destruirá, junto con el material de desecho que lleva en su interior, en una reentrada controlada en la atmósfera.
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La segunda etapa del cohete Antares que puso en órbita la Cygnus 11 llevaba además dos cargas secundarias a bordo: el CubeSat de tres unidades SASSI2 y los 63 picosatélites de la misión ThinSat-1 construidos por estudiantes del estado de Virginia.
Con unas medidas de 11,1×11,4×1,25 cm y una masa de 280g los ThinSat son aún así capaces de recoger datos y mandarlos a a Tierra desde una órbita terrestre extremadamente baja. La idea es que sirvan para enganchar a los estudiantes en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Se lanzan plegados pero una vez en órbita se despliegan en «tiras» de varias unidades que viajan juntas hasta el final de su misión.
Lanzar tantos picosatélites a la vez –aunque vayan en grupos– es un poco una locura, ya que es prácticamente seguro que no habrá forma de identificarlos todos una vez en órbita, igual que ha sucedido con aproximadamente la cuarta parte de los 64 lanzados por la misión SSO-A. Pero la diferencia es que los ThinSat están en una órbita mucho más baja –203×250 kilómetros– con lo que en pocas semanas –o incluso en días– reentrarán en la atmósfera, proceso en el que serán destruidos. Así que no debería ser mayor problema el no poder seguir sus órbitas con mucha exactitud; casi no hay nada más tan abajo.