Tras 52 días en la Estación Espacial Internacional, a la que llevó unos 3.400 kilos de suministros, equipo científico y material para experimentos, así como ni más ni menos que 15 CubeSat para ser puestos en órbita con el dispensador de NanoRacks, la Cygnus OA-9E, bautizada como S.S. J.R. Thompson, partía de la EEI a las 14:37 del domingo 15 de julio de 2018 para acometer la siguiente fase de su misión.
Lo primero que hizo fue alejarse de la EEI para subir a una órbita superior desde la que liberó seis CubeSat: cuatro Lemur-2 de Spire Global, usados para monitorizar la atmósfera terrestre y el tráfico marítimo, y los AeroCube 12A y 12B de Aerospace Corp., que tienen como objetivo probar nuevos seguidores de estrellas, una serie de experimentos relacionados con la nanotecnología, células solares avanzadas y un sistema de propulsión eléctrica en uno de los dos satélites.
Los ingenieros de Northrop Grumman pasaran ahora dos semanas haciendo pruebas con la cápsula –de hecho la Cygnus OA-9E despegó como propiedad de Orbital ATK pero en medio de su misión pasó a ser propiedad de Northrop Gumman– antes de que el 30 de julio se le de la orden de encender sus motores para frenar y así precipitarse sobre la atmósfera en una reentrada controlada que no sólo destruirá la cápsula sino también lo que lleva dentro, unos 3.200 kilos de materiales de desecho y ya no necesarios a bordo de la EEI.
Durante esta misión la cápsula estrenó también un nuevo sistema de comunicaciones para vehículos visitantes e hizo una prueba para en el futuro poder ser utilizada para subir la órbita de la Estación.