Por @Wicho — 9 de julio de 2024

A las 21:00, hora peninsular española (UTC +2) el primer Ariane 6 despegaba con éxito. Con la etapa superior en órbita poco más de 18 minutos después del lanzamiento había pasado su primera gran prueba de fuego. Y es que nadie quería recordar el primer lanzamiento del Ariane 5 pero esa memoria pesaba. Sin embargo aún quedaban unas horas para terminar la misión.

Y es que estaba diseñada para probar la capacidad de hacer varios encendidos del motor Vinci de la citada etapa superior, lo que es la característica más innovadora del Ariane 6.

Juega una parte fundamental en ello la Unidad Auxiliar de Propulsión (Auxiliary Propulsion Unit, APU), que es un motor que es capaz de presurizar los depósitos de propelentes para que el motor Vinci se pueda volver a encender cuando la etapa superior está ya en el espacio. La APU incorpora también dos toberas que le permiten orientar la etapa superior para la suelta de las cargas útiles.

Con la etapa superior ya en órbita la APU tenía que encenderse dos veces para que el motor Vinci se pudiera encender otras tantas veces y así cumplir con todos los objetivos de la misión:

Infografía con las fases de la misión
Infografía con las fases de la misión. Clic en la imagen para verla en grande – ESA

Tal y como estaba previsto el primer encendido sucedió a los ocho minutos y 53 segundos del lanzamiento y permitió que el Vinci se encendiera por segunda vez –la primera lo hizo durante el ascenso a órbita sin necesidad de la APU– a los 56 minutos y 20 segundos para preparar la liberación de los ocho CubeSat que iban a bordo, maniobra que se llevó a cabo sin problemas.

Captura de pantalla de la telemetríaPero a partir de ahí las cosas empezaron a torcerse. Aproximadamente a las dos horas del lanzamiento la trayectoria que mostraban las pantallas del centro de control de Kourou empezaba a separarse claramente de la prevista. Todo apunta a que a causa de un apagado prematuro de la APU poco después de su segundo encendido, programado para unos minutos después de la separación de los CubeSat.

Con la APU fuera de servicio el motor Vinci tampoco se pudo encender para colocar la etapa superior en la órbita necesaria para liberar las cápsulas de reentrada Nyx de The Exploration Company y SpaceCase de Airbus. Y tampoco se pudo encender para la maniobra de frenado que habría puesto la etapa superior en una trayectoria de reentrada en la atmósfera para su destrucción.

En The Exploration Company especialmente deben estar lamentándose de su mala suerte porque ante los retrasos en la entrada en servicio del Ariane 6 habían decidido lanzarla en un PSLV indio. Aunque luego volvieron al Ariane 6. Decisión que imagino que ahora lamentan. Por el contrario la junta directiva de Eumetsat debe estar felicitándose por su decisión de prescindir del Ariane 6 y pasar el lanzamiento del Meteosat MTG-S1 a un Falcon 9.

Así que lo único que se pudo hacer fue dejar la etapa superior en un estado pasivo para minimizar el riesgo de una explosión que en el futuro pueda convertirla en múltiples fragmentos de basura espacial. Pero la etapa superior en si misma queda convertida en basura espacial. Aunque un rato después de su supuesta pasivización pudo ser vista desde Europa haciendo cosas que no parecían muy pasivas.

Nada que ver aquí, circulen

Sin embargo en la rueda de prensa posterior al lanzamiento Josef Aschbacher, el director de la ESA, Philippe Baptiste, el director del CNES (la NASA francesa), Stéphane Israël de Arianespace y Martin Sion de ArianeGroup se mostraron muy satisfechos con el transcurso de la misión. Dijeron que el objetivo principal era el lanzamiento y que se había llevado a cabo a la perfección.

Eso no se puede discutir. Pero sin tener más datos acerca del apagado prematuro de la APU creo que nadie puede estar muy tranquilo de cara a futuras misiones en las que volverá a ser necesario su funcionamiento. Y sin embargo Israël insistió en que el próximo lanzamiento del Ariane 6 será el del satélite espía CSO-3 para para el Ministerio de Defensa francés en diciembre de este año.

Veremos. Porque no es lo mismo si se ha tratado de un fallo de software que si el problema está con el hardware de la APU. Los dos motivos suponen hacer más pruebas pero en principio es más sencillo y llevaría menos tiempo solucionar un tema de software que uno de hardware.

En cualquier caso el lanzamiento de este primer Ariane 6 es sin duda un primer paso importante de cara a que Europa recupere el acceso independiente al espacio, que hemos perdido desde el lanzamiento del último Ariane 5, que tuvo lugar en julio de 2023. Aunque los planes originales no eran esos, claro, pues se suponía que el Ariane 6 iba a entrar en servicio en 2020, lo que hubiera hecho que las carreras de los dos cohetes se solaparan durante unos años.

A esto se ha unido que desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia no disponemos de los Soyuz ST que se lanzaban desde Kourou, que podían haber llevado a cabo algunas de las misiones programadas para el Ariane 6. De hecho el CSO-3 mencionado más arriba tenía que haber sido lanzado en uno de estos cohetes.

Y la losa final en todo esto están siendo los problemas con la segunda etapa del Vega C, que han hecho que en Europa tampoco dispongamos un lanzador ligero. Salvo un Vega que está pensado que lance el satélite Sentinel 2C en septiembre. Pero ha habido que preparar una segunda etapa un poco al estilo Frankenstein para él, así que a ver cómo va ese lanzamiento.

Supongo que en los próximos días sabremos algo más acerca del fallo de la APU. Así que iremos publicando lo que vaya saliendo a la luz.

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