Personal de Boeing trabajando en una Starliner – Boeing
Boeing y la NASA llevaban un tiempo diciendo que, tras múltiples retrasos, iban a intentar lanzar la primera misión tripulada de la Starliner el próximo 21 de julio. Pero en una rueda de prensa celebrada esta pasada noche anunciaron que el lanzamiento quedaba aplazado indefinidamente. El motivo, dos graves fallos de seguridad.
El primero tiene que ver con las líneas de los paracaídas de frenado a la cápsula. Por lo visto tienen una resistencia menor de la que constaba en todos los registros. Y tras recalcular su comportamiento con el dato correcto resulta que en el caso de que un paracaídas no se desplegara durante la reentrada es casi seguro que las líneas de los otros dos se romperían porque al ser más débiles de lo que se creía no tienen margen suficiente de resistencia. Esto tendría consecuencias catastróficas.
El segundo es que Boeing ha utilizado una cinta adhesiva para fijar cableado en el interior de la cápsula que en ciertas condiciones puede ser inflamable.
Mark Nappi, el responsable del programa por parte de Boeing, dice que tienen que determinar hasta dónde tienen que desmontar la cápsula para solucionar estos problemas, además de que habrá que hacer nuevas pruebas en vuelo de los paracaídas.
Así que aunque dicen que no descartan que la Starliner pueda volar este año yo estoy convencido de que no será así.
Dado que la NASA contrato el programa de desarrollo de la Starliner con Boeing a precio cerrado –igual que hizo con SpaceX y la Crew Dragon– todos los gastos que se deriven de esto los absorberá la empresa, que en octubre de 2022 ya llevaba perdidos 883 millones de dólares con la Starliner.
Y es que no hay que olvidar que su primer lanzamiento fue un fiasco. Y que el segundo tuvo que ser aplazado casi un año a causa de unos problemas con las válvulas de propelentes del módulo de servicio que aún no está claro que hayan sido aclarados del todo.
Independientemente de la nueva mancha para la imagen de Boeing, me parece extremadamente grave que una Starliner con esa cinta potencialmente inflamable haya volado a la Estación Espacial Internacional. Lo de los paracaídas, como no iba tripulada, no me lo parece tanto.
La NASA sigue muy interesada en que Boeing ponga en servicio la Starliner para así disponer de dos naves distintas con las que lanzar tripulaciones. Pero mientras la Crew Dragon acaba de cumplir tres años en servicio durante los que ha llevado a cabo siete misiones para la NASA y tres para empresas privadas habrá que esperar lo que toque por la Starliner. Y eso que el contrato con SpaceX fue por 2.600 millones de dólares frente a los 4.200 que se llevó Boeing.
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