Hace unos minutos Rocket Lab ha hecho el lanzamiento número 50 de su cohete Electrón. En esta ocasión la carga útil eran cinco satélites que ofrecen conectividad IoT (Internet de las cosas) de la empresa francesa Kinéis que tiene como objetivo crear una constelación de 25. Y han sido puestos en órbita con éxito.
Aunque la empresa fue fundada en 2007 Rocket Lab apenas ha necesitado siete años para alcanzar esta redondea cifra con el Electrón desde el primer lanzamiento, que tuvo lugar el 25 mayo de 2017. Lamentablemente en aquella ocasión hubo que activar el mecanismo de autodestrucción del cohete por un error en la configuración de uno de los equipos de tierra. Desde entonces ha habido otros tres fallos sí atribuibles a fallos del cohete. Así que en total alcanza una fiabilidad del 92 %.
Es el cohete desarrollado por una empresa privada que más rápido ha alcanzado los 50 lanzamientos. Más rápido incluso que el Falcon 9 de SpaceX, cuyo primer lanzamiento fue el 4 de junio de 2010 y no alcanzó los 50 hasta el 6 de marzo de 2018. Es el segundo cohete estadounidense más lanzado al año. En total, incluyendo los cinco lanzados hoy, ha puesto 190 satélites en órbita.
A lo largo de su carrera ha habido lanzamientos tanto para empresas privadas de países de todo el mundo como para organismos gubernamentales como la NASA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOOA) de los Estados Unidos, o el CNES, la NASA francesa.
El Electrón de la misión número 50 en la plataforma de lanzamiento con un humano para dar idea de su tamaño – Rocket Lab
Los cinco satélites de Kinéis recién lanzados montados en la etapa superior Photon – Kinéis/
Diseñado para lanzar satélites pequeños el Electrón, con 18 metros de alto, 1,2 de diámetro, y un peso al lanzamiento de 13.000 kilos, es un cohete de tres etapas construido íntegramente en fibra de carbono. Su motor, impreso en 3D, utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las turbobombas a gas de los cohetes más grandes, lo que lo hace más sencillo, barato y en principio más fiable. Puede llevar hasta 320 kilos en misiones a órbitas bajas o 200 kilos a órbitas sincrónicas con el Sol de 500 kilómetros, una órbita muy en demanda para satélites de observación terrestre.
Al principio el Electrón no era reutilizable pero por el camino Rocket Lab decidió que iba a intentar reutilizar la primera etapa. Y aunque al principio quisieron pescarla en el aire con un paracaídas ahora han optado por pescarla del mar. Es menos complicado y las primeras etapas no sufren mucho con el chapuzón, en especial ahora que las han rediseñado para soportar mejor la inmersión. Aún tienen que hacer un lanzamiento con una etapa completamente reutilizada pero ya han volado con un motor que ha ido al espacio y se ha dado un baño a la vuelta.
El que sí tiene una primera etapa pensada desde el principio para ser reutilizable es el Neutrón, el hermano mayor del Electrón –Protón ya estaba cogido–. Con una capacidad de carga de 8 toneladas a órbita baja terrestre –15 si no se recupera la primera etapa– el Neutrón es la apuesta de Rocket Lab por hacerse un hueco en el segmento de los lanzadores medios, en el que competirá con otros cohetes como por ejemplo el Falcon 9 de SpaceX. Se espera que haga su primer vuelo en 2025.
Rocket Lab dispone de tres plataformas de lanzamiento: dos en la península de Mahia, Nueva Zelanda, de dónde ha despegado la misión de hoy, y otra más en el Espaciopuerto regional del Atlántico Medio en Virginia, Estados Unidos. Está trabajando en una cuarta en Virginia para los lanzamientos del Neutrón.
La empresa está en Twitter como @RocketLab. Peter Beck, su director, es @Peter_J_Beck. Bueno, desde hace unas semanas Sir Peter Beck.