El aterrizaje casi sincronizado de los dos propulsores laterales del primer Falcon Heavy de la historia se acaba de hacer un hueco en la colección de imágenes históricas de la era espacial.
Y es que tras varios años de retraso –y unas pocas horas más debidas a vientos en altura demasiado fuertes– SpaceX ha conseguido por fin lanzar el primer Falcon Heavy, que es ya oficialmente el cohete en servicio más potente del mundo.
Es cierto que el cuerpo central del cohete se ha perdido, al parecer porque se quedó sin consumibles para encender dos de los tres motores que necesitaba para aterrizar en el Of Course I Still Love You, con lo que se dio contra el agua a casi 500 kilómetros por hora. Pero esto es fácil de solucionar en futuros lanzamientos.
Ay, ese Don't Panic! :)
En cualquier caso recuperar las primeras etapas es un extra bonus en los lanzamientos de SpaceX, y ha conseguido dos de tres, lo que tampoco está nada mal. Y no hay que olvidar que el objetivo de cualquier cohete es poner su carga útil en órbita y en este caso el objetivo –aunque la carga en realidad no sea muy útil– se ha cumplido.