Por @Wicho — 20 de Marzo de 2024


Impresión artística de Euclid en el espacio – ESA

La Agencia Espacial Europea (ESA) se ha encontrado con problemas causadas por el depósito de hielo en las ópticas del telescopio espacial Euclid, que apenas acaba de comenzar su misión hace dos meses. No es la primera vez que la ESA se topa con problemas con Euclid. De hecho su puesta en marcha se retrasó por eso.

Los depósitos de hielo en cuestión son de apenas unas micras o como mucho unas decenas de ellas de grosor –el diámetro del cabello humano va de 70 a 80 micras– pero son suficientes como para afectar a las observaciones.

Ese hielo sale del vapor de agua contenido en los restos de atmósfera que quedan atrapados en el interior del telescopio, más concretamente en el interior de las mantas térmicas que lo protegen, y que van saliendo en el vacío del espacio. Es un fenómeno muy habitual en cualquier sonda, ya que es prácticamente imposible fabricarlas y lanzarlas sin que estén en contacto con la atmósfera.

Por eso Euclid tuvo un tiempo de «ventilado» para permitir que saliera de su interior tanta atmósfera como fuera posible. Para ayudar con eso también se utilizaron los calentadores que lleva a bordo y fue orientado hacia el Sol para que se calentara todo lo posible.

Sin embargo no parece haber sido suficiente: sucesivas observaciones de ciertas estrellas con el instrumento de luz visible (VIS) han revelado que el telescopio cada vez capta menos luz de ellas. Así que ahora toca buscar la forma de eliminar ese hielo rebelde mientras Euclid sigue haciendo sus observaciones científicas, que por suerte por ahora no se han visto afectadas.

El plan es ir activando calentadores por partes e ir midiendo la cantidad de luz que recoge VIS. Lo que no quieren hacer es calentar todo el observatorio, ya que el calor haría expandirse los materiales de los que está fabricado y al contraerse podrían no adoptar su tamaño anterior, con lo que la delicada alineación de las ópticas de Euclid podría verse afectada. Y sería peor el remedio que la enfermedad.

El calentarlo por partes permite también dilucidar en qué componentes se está acumulando el hielo, lo que permitirá definir una estrategia de actuación al respecto para el resto de la misión. Por ahora los resultados parecen prometedores. Pero hay que esperar unos días para que la ESA lo confirme.

El objetivo de Euclid durante los seis años que se prevé que dure su misión es cartografiar la estructura del universo a gran escala y con ello ayudarnos a comprender la materia y energía oscuras. Para ello creará el mapa 3D más exacto y más grande del universo, que revelará cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado la estructura a gran escala durante su historia. A partir de esto podremos aprender más acerca del papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y materia oscuras.

Para ello monta dos instrumentos: una cámara de longitud de onda visible (VIS), que como decía arriba es la que está teniendo problemas con el hielo, y un espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP, por sus siglas en inglés). La NASA contribuye a la misión con los detectores del infrarrojo cercano de NISP. VIS medirá la forma de las galaxias que observe Euclid. NISP el brillo y la intensidad de su luz; al medir su corrimiento al rojo determinará la distancia a la que están. Les «da de comer» un telescopio de 1,2 metros de diámetro.

La misión está en Twitter como @ESA_Euclid.

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