Por @Wicho — 3 de septiembre de 2021

El primer cohete Alpha de Firefly Aerospace despegaba a las 5:59, hora peninsular española, desde el complejo de lanzamiento espacial 2 de la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg en California. El objetivo era entrar en órbita. Pero este primer lanzamiento terminó en la pérdida del cohete y de su carga útil unos dos minutos y medio después del despegue.

Los primeros instantes del vuelo parecieron nominales. Pero aproximadamente un minuto y 47 segundos del lanzamiento se oye decir a un miembro del equipo que el cohete aún no iba a velocidad supersónica cuando lo previsto era que hubiera roto la barrera del sonido unos 40 segundos antes. Tardó aproximadamente hasta los 2:20 en conseguir esa velocidad; más de un minuto por detrás de lo previsto.

Esto claramente indica que la primera etapa no estaba funcionando correctamente, así que ya sólo eso habría comprometido seriamente las posibilidades del cohete de entrar en órbita. Pero a los 2:30 se ve cómo el cohete se desintegra en vuelo y desde el control de la misión declaran una anomalía. La explosión fue causada por la activación del sistema de autodestrucción del cohete una vez que empezó a dar tumbos:

Alpha es un cohete que mide 29,75 metros de alto y 1,8 de diámetro. Es capaz de colocar hasta 1.000 kilos en órbita baja terrestre o 630 en órbita sincrónica al Sol de 500 kilómetros. Su precio por lanzamiento es de 15 millones de dólares. Su capacidad lo coloca por encima del Electrón de Rocket Lab –que tampoco lo consiguió en su primer lanzamiento, por cierto– o del LauncherOne de Virgin Orbit, cuyo primer lanzamiento tampoco acabó bien. Aunque ahora ambos están en servicio.

Así que ahora toca analizar todos los datos recogidos, aprender lo que sea necesario, y volver a intentarlo. No muchos cohetes pueden decir que lo consiguieron a la primera.

La empresa está en Twitter como @Firefly_Space.

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