Por @Wicho — 9 de octubre de 2018

Mientras Opportunity sigue sin dar señales de vida, el telescopio espacial Hubble está en modo seguro por el fallo de uno se sus giroscopios, y el Kepler está en «soporte vital» para intentar exprimir hasta la última gota de combustible que le queda Curiosity se une a la fiesta con problemas con el ordenador que lo controla.

Desde el pasado 15 de septiembre algún tipo de problema con la memoria del ordenador B de Curiosity le impide almacenar datos, por lo que sólo es capaz de transmitir telemetría almacenada en su memoria a corto plazo; nada de resultados de los instrumentos ni los registros de actividad que desde el control de la misión usan para comprobar que todo va bien.

Así que los responsables de la misión han decidido reactivar el ordenador A. Curiosity cuenta con dos ordenadores redundantes, conocidos como Rover Compute Element, cualquiera de los cuales es capaz de manejar todos los sistemas y los instrumentos científicos de a bordo, aunque lo que se hace es usar sólo uno en un momento dado, dejando el otro de reserva, ya que durante cuanto más tiempo los dos sigan funcionando correctamente más tiempo podrá durar la misión.

Uno de los ordenadores de a bordo de Curiosity
Los RCE van a 200 MHz, tienen 256 MB de RAM y otros 2 GB de memoria flash para almacenar datos

Tras el susto de 2013 el ordenador A es perfectamente utilizable, pero en principio cuenta con menos memoria que el B, ya que hubo que bloquear la parte que estaba fallando. Así que los planes de la NASA son diagnosticar el B y volver a ponerlo al mando en cuanto sea posible porque en principio dispone de más memoria.

Si esto no fuera posible la misión seguiría adelante con el ordenador A, aunque sin otro ordenador de respaldo las cosas se pondrían peliagudas.

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