Por @Wicho — 18 de septiembre de 2018

Los satélites Grace-FO

Lanzada en mayo de 2018 con el objetivo de medir de forma extremadamente detallada el campo gravitatorio terrestre la misión Grace-FO, una misión conjunta de la NASA y el DLR, su equivalente alemán, lleva desde mediados de julio sin poder recoger datos.

La misión está formada por dos satélites que orbitan la Tierra en formación y miden continuamente sus posiciones relativas gracias al GPS y un sistema de microondas y otro láser que transmite señales entre ambos. Cualquier variación en sus posiciones relativas que no haya sido debida a un comando enviado desde el control de la misión es debido a la influencia del campo gravitatorio terrestre, que no es uniforme.

El problema es que el enlace de microondas de uno de los satélites falló a mediados de julio tras haber estado dando muestras de algún tipo de problema eléctrico. Y aunque hay otro a bordo los responsables de la misión se han tomado con tiempo lo de encenderlo porque entender bien antes qué hizo fallar al primero, no vaya a ser que también falle el de repuesto.

En cualquier caso, todo parece indicar que antes de que acabe septiembre lo encenderán para que los dos satélites sigan adelante con su misión. Lo malo es que los dos satélites estaban diseñados para durar al menos cinco años, y que uno de los instrumentos principales haya fallado en apenas unos meses es una mala señal, sobre todo porque si ese instrumento también falla la misión se irá al traste.

Afortunadamente es muy raro que pasen cosas así ya que desde hace años lo normal es que los satélites y sondas que enviamos por ahí duren mucho más de lo previsto tanto porque ahora hacemos mejores componentes como por lo que hemos ido aprendiendo de fallos anteriores, lo que nos lleva a construirlos mejor.

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