Por @Wicho — 12 de julio de 2024

Hace unas horas un Falcon 9 de SpaceX despegaba de Complejo de lanzamiento espacial 4E de la Base de Vandenberg de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos en California. Su objetivo era poner en órbita un lote de 20 satélites Starlink. Pero como se puede ver aproximadamente a partir del minuto cuatro del vídeo hubo un problema con el motor de la segunda etapa que llevó a un fallo parcial del lanzamiento al dejar los satélites en una órbita más baja de la prevista. En concreto se trató de una fuga de oxígeno líquido.

SpaceX va a intentar elevar su órbita utilizando sus propulsores iónicos. Pero el problema es que aunque, con tiempo suficiente, los propulsores deberían ser capaces de hacerlo, el perigeo de la órbita en la que han quedado los satélites es de unos 135 kilómetros de altitud. Y eso supone mucho rozamiento con la atmósfera, así que lo más probable es que acaben reentrando y destruyéndose en la atmósfera antes de que puedan alcanzar una altitud en la que puedan sobrevivir y operar.

El motor de la segunda etapa yéndose a freír cuernos
El motor de la segunda etapa yéndose a freír cuernos – SpaceX

Es el primer fallo en un lanzamiento de SpaceX desde que el 29 de junio de 2015 el Falcon 9 que tenía que poner en órbita la cápsula de carga de la misión Dragon 9 explotara en pleno vuelo. Ese era el vuelo número 19 de un Falcon 9. El de hoy era el 354 –contando también los de los Falcon Heavy, que en realidad es de la familia– así que han sido 335 lanzamientos sin problemas. Y un poco más de nueve años. No está nada mal.

Sin embargo la primera etapa del cohete, la B1063, que volaba en su misión número 19, aterrizó sin problemas en el espaciopuerto flotante Of Course I Still Love You. Así que podrá seguir en servicio y acumulando lanzamientos.

Pero el fallo de la segunda etapa traerá consecuencias más allá de la pérdida de los satélites, pues la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos ha solicitado una investigación del fallo. Así que por ahora los lanzamientos de los Falcon 9 y los Falcon Heavy quedan en suspenso.

Eso no sólo hace peligrar el récord de lanzamientos al año que SpaceX tenía pinta de que iba a batir de nuevo este año sino que además supone retrasos para misiones como Polaris Dawn, la primera misión espacial privada que va a incluir un paseo espacial; el lanzamiento de la cápsula de carga Cygnus 21; o el de la tripulación Crew-9 a la Estación Espacial Internacional, por mencionar algunas de las más inmediatas. Pero es que son un montón las que están previstas. Y también puede que haya puesto algo nerviosa a la junta directiva de Eumetsat.

Y es una demostración palmaria de la importancia de tener más de una vía para acceder con misiones tripuladas o de carga a la Estación Espacial Internacional (EEI). De ahí el interés de la NASA en que entre en servicio la Starliner, que se lanza con un cohete totalmente distinto. De hecho, con el Falcon 9 fuera de servicio y la Starliner haciéndose la remolona la NASA se queda sin forma de enviar a nadie a la EEI salvo gracias al acuerdo de intercambio de plazas que tiene con Roscosmos. Aunque es de esperar que sea por poco tiempo.

Los únicos que quizás se alegren un poco con esto sean los responsables del programa de la Starliner en Boeing. Había una cierta presión para hacerla volver a casa porque está atracada en el puerto que va a utilizar la Crew-9. Pero ya que probablemente no podrá ser lanzada en la fecha prevista esa presión por dejar libre el puerto ya no es tan acuciante.

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