El primer Ariane 5 lanzado en 2018 empezó a desviarse de la trayectoria prevista inmediatamente después de despegar, dejando su carga útil, los satélites de telecomunicaciones Al Yah 3 y SES-14 en una órbita con una inclinación distinta a la deseada aunque con un apogeo y un perigeo muy próximos a los esperados.
Pasado el susto inicial porque estaban mirando hacia donde se supone que tenían que estar los satélites y no hacia dónde estaban los equipos de tierra pudieron establecer contacto con ambos satélites y comprobar que los dos estaban perfectamente. Así que ambos van camino de su órbita deseada, utilizando para ello sus propios sistemas de propulsión, lo que aunque puede acortar un poco su vida útil es mucho mejor que haberlos perdido. La cosa, ciertamente, pudo haber sido mucho peor.
El que ambos satélites estuvieran en órbitas con un apogeo y perigeo muy similares a los deseados indicaba que el sistema de propulsión del Ariane 5 había funcionado bien; sólo quedaba ver por qué el sistema de guiado había actuado como lo hizo.
Y el comité creado para investigar la anomalía ha determinado que, para variar, se trató de un error de programación bastante básico.
Los lanzamientos a una órbita de tansferencia geoestacionaria desde el espaciopuerto de Kourou como el de estos dos satélites normalmente se hacen con un azimut de 90º respecto al norte, lo que quiere decir que se hacen directamente apuntando hacia el este. Pero en este caso el azimut tenía que haber sido de 70… sólo que la inercia de la costumbre hizo que las unidades de guiado del cohete se programaran con un azimut de 90º sin que nadie se diera cuenta de ello.
Así que al cohete no le pasaba nada; sólo que hizo lo que le programaron para hacer y no lo que querían que hiciera.
Arianespace promete revisar los protocolos para que esto no pueda volver a suceder y dice que el siguiente lanzamiento, de otros dos satélites de telecomunicaciones a GTO, previsto para marzo de 2018, sigue adelante según lo programado.
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