Por @Wicho — 28 de junio de 2019

El aterrizador Vikram y el rover Pragyan

Si todo va según lo previsto los técnicos de la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO) habrán terminado hoy, 28 de junio de 2019, la integración de los tres módulos de la misión Chandrayaan-2. Los módulos son el aterrizador Vikram, l rover Pragyan y un orbitador. Después de eso queda unirlos a su vez al cohete GSLV-Mk III que se encargará de lanzarlos. Está previsto que esto ocurra a partir del día 30 de junio.

Y si todo va bien la misión despegará a las 21:51, hora peninsular española, del 14 de julio.

El objetivo de la misión: la Luna.

El orbitador, que estará en una órbita de 100 km de altitud, llevará a bordo cinco instrumentos que tendrán como objetivo analizar la composición tanto de la superficie lunar como de los primeros metros debajo de ésta, con especial énfasis en intentar localizar hielo de agua bajo la superficie. También estudiará la exosfera lunar y hará mapas en 3D con su cámara para complementar los estudios sobre la composición de la superficie.

El aterrizador tendrá un sismómetro y un sensor de temperatura para analizar las características físicas de la superficie en el punto de aterrizaje, que está próximo al polo sur de la Luna. También lleva instrumentos para medir las partículas presentes en el entorno.

El rover, por su parte, llevará un espectrómetro láser –le disparará un láser a las cosas que los científicos quieran analizar, como la ChemCAM de Curiosity– y otro espectrómetro, pero éste de contacto, también para analizar la composición de las rocas que se vaya encontrando. Se espera que recorra un mínimo de 500 metros sobre la superficie de nuestro satélite.

Si Vikram consigue posare con éxito en la Luna la India se convertirá así en el cuarto país en colocar una sonda sobre su superficie, algo que estuvo a punto de lograr Israel con Beresheet. Eso sí, será el primero que visite la zona del polo sur de nuestro satélite, ya que el punto de aterrizaje está a los 70º de latitud sur.

En cualquier caso dado que ni el aterrizador ni el rover llevan fuentes de energía interna en principio sólo sobrevivirán un día lunar –14 días terrestres– antes de que el frío de la noche lunar temine con ellos.

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