Por @Wicho — 20 de julio de 2017

Tras ejecutar los comandos para vaciar sus depósitos de combustible y desactivar su sistema eléctrico la sonda LISA Pathfinder de la Agencia Espacial Europa descansa en una órbita cementerio heliocéntrica tras haber completado con éxito su misión.

Ésta era servir de plataforma de demostración de las tecnologías necesarias para construir LISA, un detector espacial de ondas gravitacionales que consistirá en tres satélites en perfecto reposo relativo entre ellos separados por 2,5 millones de kilómetros.

Unos láseres medirán la posición de unos respecto a otros igual que lo hacen en LIGO, el instrumento que detectó por primera vez ondas gravitacionales en Tierra. Sólo que los «brazos» de LIGO son de cuatro kilómetros, con lo que LISA será mucho más sensible y nos permitirá averiguar cosas aún más interesantes del universo de las que ya nos está enseñando LIGO.

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